viernes, 31 de mayo de 2019

El caso Maurizius, de Jakob Wassermann


El caso Maurizius, de Jakob Wassermann (Acantilado)

Después de terminar la lectura de El caso Maurizius, tras una semana con el libro encima a todas horas, hice uno de esos ejercicios estériles: me acerqué a la solapa que la editorial había preparado para hablarme del libro que ya había leído. Me encontré con que nos contaban (y eso será verdad en un grado variable y nunca conocible, porque las referencias a los prestigios pretéritos y las llamadas del tipo recuperamos un clásico olvidado, una voz ineludible, son baratas y difíciles de contrastar) que en su época (años 20 y 30 del siglo XX, aproximadamente) Wassermann había sido comparado con Dostoievski, y le encuentro una parte de razón a tal comparativa, por esa profundidad psicológica en el retrato que ambos manejan, porque muchos de los personajes de El caso Maurizius cargan con un sentimiento de culpa que condiciona en gran medida su manera de actuar y los problemas en los que se van metiendo, y también, en gran medida, porque ninguno de los dos huye de la estructura y el tono del culebrón, no temen ser exagerados en la exposición de sentimientos, no huyen de las damas que se desmayan ni sienten que deban rebajar el tono para sonar creíbles. Quizá todo era mucho más melodramático hace cien años y hace ciento cincuenta, o tal vez simplemente no necesitaban la verosimilitud para sentir que lo que estaban contando era verdadero.

Porque El caso Maurizius es una novela llena de verdad. O de vida, no lo sé muy bien. La trama puede ser enrevesada de resumir sin desvelarla, pero en realidad da lugar a una lectura bastante lineal y sencilla, capaz pese a esa linealidad y sencillez de levantar un mundo propio muy potente poblado por unos personajes complejos y que se presentan al principio casi como arquetipos (el padre autoritario que nunca se equivoca y jamás cambiará de opinión, el adolescente soñador, la abuela déspota, el profesor inteligente pero poco práctico, el hombre viejo que no ha perdido la fe si no en la justicia, al menos en algo parecido a la justicia) pero que van evolucionando.

La persona que leyó de la biblioteca (y no creería que fuera a ser un libro muy popular, pero hace cosa de un año que me enteré de su existencia y lo llevaba apuntado y siempre que lo he buscado ya estaba prestado) El caso Maurizius antes que yo se había ido haciendo un esquema con los nombres de los personajes y su papel en la trama. Lo sé porque ese esquema, perfectamente doblado y con una pulcra letra, se quedó dentro del libro. Creo que no es una novela que necesite guías de lectura. Nos encontramos con una familia de bien, los Van Andergast, personajes respetados en su ciudad de provincias: el padre, fiscal del Estado, el hijo, buen estudiante, un adolescente que no parece problemático, la abuela, que vive en una casa a la que acuden los domingos a modo de visita rutinaria, rinden pleitesía y salen, la madre del chico fue expulsada de la casa familiar y vive prácticamente en el exilio, escribe cartas a las que el padre casi no se molesta en contestar, el hijo sabe de ella a través de su abuela. El padre y el hijo tienen una criada en casa que se encarga de las cuestiones prácticas.

¿Quién es Maurizius y cuál es el caso que lleva su nombre? Un día aparece por casa de los Van Andergast un viejo hombre con gorra de plato en el que pronto Etzel, el hijo, se fija. Dice ser Maurizius, y cuando le pregunta a su padre, este no quiere contestarle ni darle demasiados detalles. Llevado por la curiosidad, Etzel va descubriendo que ese viejo es el padre de un hombre condenado, Maurizius, cuyo caso llevó su padre. El anciano defiende aún la inocencia de su hijo, y convence, sin mucha dificultad, a Etzel de que en aquel caso pasaron cosas extrañas. El caso juzgado, que el fiscal Van Andergast llevó con solvencia, consiguiendo una condena fácil, fue el del asesinato, por disparo de bala, de la mujer de Maurizius.

La novela nos va desvelando la vida de Maurizius, profesor universitario, intelectual, un hombre formado y amante de los placeres de la vida, que se casó con una mujer mayor que él, no particularmente llamativa, pero sí con una fortuna bastante mayor que la suya. La hermana de la mujer, la bella Anna, pronto acabaría viviendo con ellos, y poniendo en marcha un enredo de engaños y caídas que al principio parece fácil de seguir y previsible, pero que se va complicando.

Sin entrar en los detalles que puedan desvelar la trama por adelantado a quien quiera leer el libro, hay una niña, hija de la relación anterior de Maurizius con otra mujer, de la que se estaba encargando a través de Anna, y un misterio, ¿por qué tuvo un abogado tan incompetente? Hasta a Van Adergast quel abogado la elección de aquel abogado le extrañó mucho. Etzel decide escaparse de casa y acaba dando con aquel abogado, que se fue y volvió a Alemania bajo otro nombre, y Van Andergast, que se siente traicionado, se traga por una vez el orgullo y repasa el caso, y convencido de que sí había más que lo que se vio en el primer juicio, empieza a entrevistarse con el propio Maurizius en la cárcel.

Con esas dos grandes tramas abiertas, la familiar y la del caso, y las subtramas de cada una, con los viajes al pasado de ambas familias y reflexiones sobre el paso del tiempo, la novela va construyéndose con muy buena prosa, y nos absorbe. Es una novela muy recomendable y que nos tendrá en vilo hasta los giros finales. También es un libro que va dejándonos reflexiones sobre la familia, las relaciones, la sociedad y el tiempo que sorprenden por su vigencia (acompañadas de otras muchas que descolocan hoy en día).

Otra de las cosas que descubrí viendo la solapa después de leer la novela es que ya había leído otra novela de Wassermann, aunque no recordaba el nombre de aquel autor, se trata de Caspar Hauser, un libro sobre la extraña aparición de un joven de ese nombre en la Alemania del siglo XIX, que parecía venir de haber sido criado en los bosques, a quien nunca aceptaron y que dio lugar a muchas hipótesis y a historias llenas de sensacionalismo. Una novela de no – ficción centenaria, que se acerca al testimonio y al true – crime. También muy recomendable.

Seguiremos leyendo

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