viernes, 22 de abril de 2022

Algunas ideas para el Día del Libro

 Recomendaciones para el Día del Libro

Esta era una entrada clásica del blog.


Me gustaba, la verdad, aprovechar esta celebración (que tiene tanto sentido como San Valentín o hacer regalos en el lugar de Papá Noel pero es la de quienes celebramos los libros) para hacer recuento de lo que quería leer próximamente, de algunas novedades que me hubieran llamado la atención, de lecturas que no había comentado o de libros que pensaba que podrían funcionar como regalos.

Aquí tenéis muestras (y muchas ideas)

http://cuentospendientessre.blogspot.com/2019/04/algunas-ideas-para-el-dia-del-libro-2019.html

http://cuentospendientessre.blogspot.com/2018/04/algunas-ideas-para-el-dia-del-libro.html

http://cuentospendientessre.blogspot.com/2017/04/algunos-libros-para-el-dia-del-libro.html

http://cuentospendientessre.blogspot.com/2016/04/libros-para-el-dia-del-libro.html

El caso es que este año, será por la pospandemia o será por la edad, será el cinismo o que quiero ahorrar, me he sentado ante el teclado y me he dado cuenta de que estamos, como siempre, atropellados por las novedades. Y eso no es lo peor. Lo peor es que estamos atropellados por libros que nos dicen que son obras maestras que permanecerán y libros que marcarán una época y sobre los que discutiremos dentro de tres décadas. Y no es así, por supuesto.

¿Cuántos libros de los que se publiquen este año despertarán el interés de los lectores dentro de veinte años? ¿Los doce o quince que cada mes nos dicen que marcarán las tendencias y el rumbo de la narrativa moderna?

Y no me estoy refiriendo, claro, a los libros que escriben supermodelos, actores, futbolistas o políticos en retirada, que esos van por su propio carril. Me refiero a los que nos venden como literatura duradera, casi de la que hay que escribir con mayúsculas. Da un poco de reparo consultar las listas de grandes libros que vendrán este año que tantos periódicos y suplementos sacan a principios de año.

Da mucho más reparo consultar las listas de los grandes libros que se han publicado este año que todos esos mismos sacan a finales de año.

¿Quién va a leer Patria dentro de diez años? ¿O Feria? ¿O Panza de burro? ¿O…? Solo doy algunos títulos para situar la cuestión. Y no son malos libros ninguno de esos (Patria no lo he leído, así que no puedo saberlo). Es solo que son productos bastante pasajeros, que vienen de temporada y con la temporada se acaban. Como las naranjas, que ya pasaron. Como las mandarinas y las fresas, que están terminando su ciclo. Como las cerezas, que aún no asoman en la frutería.

El año pasado fui a tres librerías a por el último libro de cuentos de Etgar Keret. Creo que nadie que lo haya leído se escandalizará demasiado si digo que Keret es el mejor cuentista vivo. Y creo que incluso si alguien se escandaliza podrá darme la razón en que Keret es un best seller (en su escala, a su manera) escribiendo relatos. Y eso ya justificaría que sus libros tuvieran una distribución amplia y cuidadosa. Creo que debe ser un caso único en el mundo actual (quizá solo comparable a las ventas de Sergi Pàmies en catalán), el de alguien que vende bien con relatos de aire kafkiano. El libro llevaba menos de seis meses en el mercado español, y ya no estaba en ninguna parte. No solo eso, sino que en una de esas librerías que llaman a sus dependientes asesores, la chica que me atendía me pidió que le repitiera varias veces el nombre del autor por el que preguntaba antes de escribirlo en el ordenador y decirme que no estaba ese libro, que les quedaba una copia de su antología (Un libro largo de cuentos cortos).

Es una anécdota, sí. De acuerdo con que no se puede ir sacando conclusiones generales de situaciones particulares. Pero me desanimó de una manera quizá exagerada, pero duradera.

Así que no he mirado novedades este año. Me he ido a la Cuesta de Moyano con veinte euros (porque irte ahí sin un presupuesto cerrado puede ser una sangría) y la he recorrido dos veces de arriba abajo, he ido anotando libros que veía interesantes y al final he comprado un buen puñado de libros que no podría encontrar en otro sitio, que no están en las bibliotecas que frecuento, o que simplemente no conocía y me han llamado la atención.

He venido muy satisfecho con mi cosecha (al final he excedido un poco el presupuesto y han sido veintidós los euros invertidos). Y quizá me lo marque como nueva rutina para estas fechas de fiesta y desenfreno.

Por supuesto, si alguien quiere leer novedades, creo que no fallará si busca los últimos libros de Rodrigo Fresán (Melvill, y no, no me falta una e al final, es el inicio del juego) o Martin Amis (Desde dentro). Pero es que esos dos autores ya son casi clásicos. Desde luego hacen una literatura que va camino del museo de los escritores ambiciosos y antiguos. Y si nos fijamos, tampoco es que se les haya hecho demasiado caso. No recuerdo haberlos visto entre los libros que nos cambiarán la vida en 2022. Quizá solo por eso ya sean apuestas fiables.

Seguiremos leyendo

Felices lecturas

Sr. E

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