Algunas ideas
para el Día del Libro 2019:
Junto
con las recomendaciones veraniegas y el balance de final de año, la
entrada del Día del Libro es de las que repito cada año. Sigo
participando, año tras año, en algo tan absurdo como las
celebraciones del Día (y la Noche) del Libro, y lo hago con la
ilusión de un niño más pequeño en la noche de los Reyes Magos.
Iré a ver alguna conferencia, pasaré por librerías, aprovecharé
para comprarme algún libro con descuento y haré regalos. Pensando
en mis propios deseos y en ideas para regalar a otras personas, acabo
encontrándome con una lista de libros que pueden ser buenas ideas,
que quizá en alguien despierten las ganas de leer alguno de los
títulos o sirvan a su vez como inspiración para regalar un libro.
Narrativa
negra / negrísima: Aunque
intenten colarnos la novela negra como una hermana cualquiera de la
novela de misterio y de detectives, y en el fondo como otra forma más
de entretenimiento (siendo el entretenimiento el hermano blando e
inofensivo de la literatura y el arte), la novela negra de verdad, la
buena, siempre ha mirado en los peores charcos, y los grandes
herederos de esa novela con vocación social siguen haciéndolo. Me
permito recomendar a mis dos autores preferidos en ese aspecto, y sus
obras maestras: El Red Riding Quartet,
de David Peace (Alba Editorial): Siempre hablo con admiración y
maravilla del Cuarteto de Red Riding (1974, 1977, 1980 y
1983), una saga brillante y oscura de novela negra
(negrísima), de David Peace. La leí a finales de 2012 y vive desde
entonces en mi memoria. Llevo años recomendándola en esta clase de
entradas y este año he pensado que me la regalaré a mí mismo, con
la intención de releerla en verano. Es prosa de primera con una
trama que provoca arcadas en algunas páginas, de tan oscuro que
pinta el mundo.
L. A. Confidencial y / o La Dalia Negra, de James Ellroy: Ellroy es uno de los antecesores más claros de lo que hace Peace. Los dos escriben de un modo excelente y crudo sobre asesinatos, compatibilizan de un modo impactante la parte más detestable de la sociedad y la psique humana con la prosa más artística, y lo mezclan con retratos costumbristas de épocas llenas de conflictos (el fin del mundo industrial británico en el caso de Peace, los suburbios de Hollywood y el anverso del sueño americano en el caso de Ellroy). No me gustan tanto el Ellroy más reciente, demasiado perro furioso para mi gusto, pero el reencuentro con todo su Cuarteto de Los Ángeles es una alegría, y la mejor manera de empezar su lectura creo que sería con estas dos novelas, ambas llevadas al cine, en una versión excelente (L. A. Confidential) y otra muy discutible (La Dalia Negra).
L. A. Confidencial y / o La Dalia Negra, de James Ellroy: Ellroy es uno de los antecesores más claros de lo que hace Peace. Los dos escriben de un modo excelente y crudo sobre asesinatos, compatibilizan de un modo impactante la parte más detestable de la sociedad y la psique humana con la prosa más artística, y lo mezclan con retratos costumbristas de épocas llenas de conflictos (el fin del mundo industrial británico en el caso de Peace, los suburbios de Hollywood y el anverso del sueño americano en el caso de Ellroy). No me gustan tanto el Ellroy más reciente, demasiado perro furioso para mi gusto, pero el reencuentro con todo su Cuarteto de Los Ángeles es una alegría, y la mejor manera de empezar su lectura creo que sería con estas dos novelas, ambas llevadas al cine, en una versión excelente (L. A. Confidential) y otra muy discutible (La Dalia Negra).
Narrativa
contemporánea: Si lo que queremos es comprender mejor el mundo
en el que vivimos, o recrearnos en sus conflictos, debemos acudir
siempre a las estanterías de literatura contemporánea, pero no a
las del los bestsellers, sino a las de aquellos libros que en
las formas literarias que sean, explican y a la vez cuestionan
nuestra sociedad. Propongo buscar un ejemplar de No, mamá, no,
de Verity Bargate (Alba) si queremos ver un retrato que ha
cumplido los cuarenta años de lo que significa y significó ser
madre y sentirse descolocada, y cómo salir (o no) de la sensación
de desamparo y extrañeza. O Canción dulce, de
Leila Slimani (Cabaret Voltaire) si lo que
queremos es no dormir durante un par de semanas si somos padres y
dejamos a nuestros hijos algunas horas de la semana en las manos de
una niñera encantadora, perfecta, que lo hace todo bien, pero, que
nunca se sabe, ¿verdad?. Y por terminar con la contemporaneidad y la
maternidad / paternidad y el miedo a todo lo que puede pasar y hacer
que lo que tenemos se rompa, La casa de los lamentos,
de la australiana Helen Garner (Libros del KO), es una maravilla
a la vez que una bestialidad. Retrata, en la forma de una novela de
no – ficción, uno de esos casos, que resumidos sin más, suenan a
telefilm, y demuestran una vez más, que lo importante de la
literatura no está (casi nunca) en qué se cuenta sino en la forma
que se le puede llegar a dar y el conflicto que puede nacer y el
desasosiego que puede generar en el lector.
En este caso, un padre recién separado va con sus tres hijos en el coche, pierde el control, se caen a un río y los tres niños mueren, solo él sobrevive. Hay serias sospechas sobre su versión de lo sucedido, y casi nadie quiere creele. ¿Ha sido un asesinato? ¿Hay crimen más horrible? En esta misma línea contemporánea y de mirar a los claroscuros, recomiendo un par de Novelas gráficas: Piruetas, de Tillie Walden (Norma Editorial), y Niño prodigio, de Michael Kupperman (Blackie Books).
En este caso, un padre recién separado va con sus tres hijos en el coche, pierde el control, se caen a un río y los tres niños mueren, solo él sobrevive. Hay serias sospechas sobre su versión de lo sucedido, y casi nadie quiere creele. ¿Ha sido un asesinato? ¿Hay crimen más horrible? En esta misma línea contemporánea y de mirar a los claroscuros, recomiendo un par de Novelas gráficas: Piruetas, de Tillie Walden (Norma Editorial), y Niño prodigio, de Michael Kupperman (Blackie Books).
Ensayos
o crónicas: Me pillan ahora mismo leyendo estos dos libros. Uno
es una maravilla, El escritor y el mundo, de V. S.
Naipaul (Debate). Se
trata de una maravilla exigente, desbordante, llena de ironía,
originalidad en la mirada, sarcasmo, y un desapego respecto a lo que
está retratando que convierte sus crónicas en miradas muy
originales y ricas sobre lo retratado, que va desde la India o
América del Sur a una convención republicana en Dallas o el
mundillo literario británico. La dulce ciencia, de
A. J. Liebling (Capitán Swing) es un libro
menor, una recolección de ensayitos sobre el boxeo y crónicas de
combates célebres. Mi interés en el boxeo es pequeño, o menos que
pequeño, pero el libro es uno de esos que consigue mantenerte
atrapado alrededor de un tema ajeno, y eso, es magia. Retrata el fin de un imperio, de un modo de ver el mundo, de una afición, y siempre es interesante seguir la historia de los derrumbes pasados.
Clásicos
que podrían ser buenas ideas: Desde luego Moby Dick,
de Herman Melville, siempre será un buen regalo, y hay ediciones
baratas muy cómodas de leer (las de Alianza, por ejemplo).
Llevo un tiempo leyendo muchas críticas a la novela, que si le
sobran páginas, que si se demora demasiado con la descripción de
las ballenas, la vida de los pescadores, etc. Sigue siendo una
maravilla, y siempre encontraremos quien no la haya leído y pueda
sorprenderse con ella. Para sorprendernos con la plácida belleza de
los cuentos bien hechos, una buena idea serían los Cuentos de
San Petersburgo, de Nikolái Gógol (Cátedra),
que contienen al menos tres obras maestras del género (El
capote, La
nariz, Avenida
Nevski). Mi interés
personal (esas lecturas y recomendaciones que te llevan a otras
lecturas y recomendaciones) me han llevado en las últimas semanas a
querer estrenarme con Balzac, y no sé si lanzarme a por La
piel de zapa (Alianza)
o Las ilusiones perdidas (DeBolsillo).
Philip
Roth, I. B. Singer y algo más: El
año pasado murió Philip Roth
y aunque no sabría muy bien cuál es mi libro preferido o cuál
recomendar a alguien para empezar a leer su obra, creo que no sería
una mala idea para nadie interesado en una literatura de primera
calidad, profundamente humana (también con todos los aspectos
negativos de la especie humana, por lo tanto) pero accesible a casi
cualquier lector probar suerte con Pastoral americana,
Me casé con un comunista, La mancha
humana o la trilogía de Zuckerman encadenado.
Mi último buen momento con Roth fue con Némesis,
que también podría gustar a mucha gente. A modo de regalo
propondría los Cuentos de Isaac Bashevis
Singer (Lumen),
que son una verdadera maravilla y seguramente su obra mayor, pero
tampoco está nada mal y es también una experiencia lectora
enriquecedora su novela Sombras sobre el Hudson.
Su hermano, Israel Yehoshua Singer, no es tan conocido (entre otras
cosas porque no ganó el Nobel), pero tiene también un par de
novelones – sagas familiares que se leen muy bien y con mucho
gusto, recomiendo especialmente La familia Karnowsky
(Acantilado).
Apuesta
a ciegas. Si alguien aún no los ha leído: Solo puedo
recomendarle que corra inmediatamente a una librería y aproveche el
descuento para hacerse con La novela luminosa, de
Mario Levrero o Los detectives salvajes, de
Roberto Bolaño. Háganse el favor. Yo, que los tengo leídos y
releídos, me he topado con la prosa hipnótica de Thomas Pynchon,
a quien había evitado hasta ahora. Empecé con Al límite,
que parece de las fáciles, pero me hizo pensar que quería subir la
apuesta y me haré con El arcoiris de gravedad
(Tusquets) o Mason y Dixon (Tusquets)
en alguna edición de bolsillo que llevar en el metro en las próximas
semanas. También animo a quien esté leyendo estas líneas a
lanzarse a por algún libro de Dovlátov, mi gran apuesta de
lo que va de 2019, valgan por ejemplo El oficio o La
maleta (ambos en Fulgencio Pimentel), y espero que
pronto lleguen a editar La zona. Y aunque es amigo y presenté en noviembre su libro, e intento que no parezca que el blog se alimenta de relaciones personales, sí animo a quien nunca lo haya leído a darle una lectura a Miguel Ángel González y probar con Todos los miedos (Siruela) o Cariño (Alianza).
Libros
infantiles: Babar, todas las historias, de Jean de
Brunhoff (Blackie Books).
¿De
qué color es un beso? o La montaña de libros más alta del
mundo, de Rocío Bonilla.
Soy
un artista, de Marta Altés.
De
vuelta a casa, Perdido y encontrado o Cómo atrapar una
estrella, de Oliver Jeffers.
Inventario
ilustrado de animales, Inventario ilustrado de insectos,
Inventario ilustrado de aves, Inventario ilustrado de
animales con cola, etc.
Seguiremos
leyendo
Felices
lecturas, esta semana y todas las del año.
Sr. E
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