El
elefante desaparece, de Haruki Murakami (Tusquets)

En el
caso de Murakami creo que eso me sitúa en una tercera España
saludable. A Haruki Murakami parece que se le adora o se le odia a
muerte. Y yo no estoy ni entre quienes le aplauden ni entre quienes
le dispararían una bala por la espalda si pudieran. No me parece un
escritor de los de primera ni me parece que sus libros sean malos.
Algunos me gustan bastante (Crónica del pájaro que da cuerda al
mundo, 1Q84, Sauce ciego, mujer dormida, Kafka en la orilla),
otros menos (La caza del carnero salvaje, Baila, baila, baila)
y otros me parecen poca cosa o algo menos (Tokio blues, After
dark, Los años de peregrinación del chico sin color, Hombres sin
mujeres).
De
su labor como cuentista, Hombres sin mujeres es una
colección de relatos en la que no llegué a interesarme en ningún
momento. Algunos (la mayoría) de los cuentos de Sauce ciego,
mujer dormida me parecen valiosos. Exagerando un poco podría
decir que se aire buscadamente salingeriano alcanza por momentos el
nivel del propio Salinger. El elefante desaparece busca seguir
esa misma línea pero funciona algo peor. Aquí el número de cuentos
que funcionan realmente bien es más escaso. Ya ha explicado muchas
veces Murakami que empezó a escribir ficción obligándose a hacerlo
en inglés para así ayudarse a construir la historia con escasos
mimbres, al limitar sus propios recursos lingüísticos. Algunos
giros (aunque es verdad que leemos a Murakami traducido al español
desde el japonés) sí recuerdan a la prosa inglesa, algo que sucede
también en autores españoles que se han educado (nos hemos educado)
leyendo prosa anglosajona traducida.
Concretando
en el libro, El elefante desaparece contiene 17 relatos. El
libro se publicó originalmente en Japón en 1993, y están escritos
entre 1980 y 1991. Por situarnos en la bibliografía de Murakami,
empezó a redactarlos tras sus primeras novelas cortas: Escucha la
canción del viento y Pinball
73, y son anteriores a Crónica del pájaro que da cuerda al
mundo (1995), Kafka en la orilla (2002) y 1Q84
(2009) (la que probablemente sea su mejor época, en mi opinión
desde luego son sus tres mejores novelas). Los dos primeros relatos
están precisamente como puente entre una época novelística y otra:
El pájaro que da cuerda y las mujeres del martes ya avisa en
su título, y la historia de Nuevo ataque a la panadería
tenía un cierto peso, a modo de pasado, en Escucha la canción
del viento / Pinball 73. Son dos buenos relatos,
independientemente de su relación con las novelas. Los protagonistas
de todos estos relatos son los clásicos protagonistas de las
historias de Murakami, hombres solos, en torno a la treintena, que
parece que no acaban de madurar, melómanos o cinéfilos o lectores
apasionados, y capaces de obsesionarse hasta el extremo con detalles
por lo demás insignificantes de la vida, hasta el punto de
reorganizar su existencia por las aventuras de un elefante del zoo.
La
aparición de lo extraño en los relatos de Murakami es poco sutil.
Simplemente, irrumpe. Son siempre mayoría las historias con un toque
fantástico. Murakami utiliza con frecuencia (casi abusa) de la
construcción de narradores a los que parece que el mundo, por
trivial que sea, sorprende. Caen en epifanías de un modo continuo, y
así, cuando sucede algo realmente sorprendente (si un gato empieza a
hablarles, por ejemplo) entra en la lógica del relato con
naturalidad. Es un recurso tramposo y que acaba agotando.
Como
hacer recuento de 17 relatos sería un aburrimiento, me voy a limitar
a señalar, aparte de las cuestiones generales ya marcadas, los
relatos que me han parecido más destacados. Los dos primeros, como
ya dije, están bien, y abren pasillos a otras novelas del autor, lo
que siempre resulta interesante. Sobre el encuentro con una chica
cien por cien perfecta en una soleada mañana del mes de abril es
un cuento bonito, sobre solitarios sin suerte. Funciona bien, se lee
con agrado y me ha dejado la sensación de que la anécdota ya estaba
tal cual, o muy parecida, en otro libro de Murakami que ya había
leído, pero mi memoria no ha logrado identificar en cuál. Pese al
empeño en lo fantástico y extravagante que tiene Murakami en este
libro (El pequeño monstruo verde, La gente de la televisión y
El enanito bailarín son cuentos que por su trama podría haber
abordado Mario Levrero), esa parte nunca despega. Tampoco destacan
los relatos donde el narrador parece más despegado o en los que el
autor se limita a una objetividad de guión de cine (Una ventana,
El comunicado del canguro, La caída del Imperio Romano). Es en
aquellos más próximos al realismo y a la tradición breve americana
donde mejores resultados ha conseguido: Quemar graneros es un
triángulo amoroso de jóvenes, uno de los cuales quema graneros como
una forma de reacción a la sociedad. Puro Salinger y se lee muy
bien. Silencio y Asunto de familia son relatos
realistas, sobre la construcción de la personalidad en el entorno
del colegio el primero y sobre las relaciones de dos hermanos, un
chico y una chica, pasada la época de estudiantes, cuando ella está
a punto de casarse y él se siente cuestionado por no sentar la
cabeza. El elefante desaparece, pese a ser el elegido para
titular la colección (lo que siempre me hace esperar como lector que
tenga algo especial) no me ha parecido que tuviera demasiadas
cualidades a destacar. Un hombre con una vida bastante estancada
empieza a llenarla con las noticias sobre la desaparición del
elefante del zoo.
Los
dos mejores relatos del libro me han parecido, con bastante
diferencia, y para terminar: Sueño, una historia de insomnio
y libros. Aquí precisamente se sale Murakami de su habitual
registro, dando el protagonismo y la voz narradora a una mujer, y le
funciona mucho mejor que el nivel medio del libro. Y quizá mi
preferido sea por encima de todos Último césped de la tarde,
la aventura existencial de un chico joven que trabaja como jardinero,
un trabajo que va a dejar pronto, y al que se entrega con la
precisión y pasión de los samuráis, aunque sabe que así ganará
menos dinero, pues cobra por jardín completado. Es un relato
plácido, muy redondo, bien dosificado, en el que el interés del
lector se consigue con casi nada, con lo difícil que eso es, y que
vuelve a recordarme por encima de otros autores a Salinger.
Me
imagino que volveré a leer a Murakami y que seguiré sin tener claro
qué pienso de sus obras.
Seguiremos leyendo
Felices lecturas
Sr. E
Hola, interesante analisis.A mi me atrae mucho lo que a usted le agota, me parece que lo sobrenatural no debería sorprendernos, tal vez esa es la razón.Pero bueno ¡Que remedio!Para gustos, los colores reza el dicho.
ResponderEliminarconcuerdo con saldralaluna loque a muchos agota de Murakami me atrapa y hecha andar mi imaginación como se disfruta un buen libro .... <3
EliminarPor supuesto.
EliminarMurakami tiene muchos puntos buenos. El primero, que siempre resulta entretenido, sin duda.
Pero no puedo evitarlo, a veces me sobrepasa con sus repeticiones.
Aunque sigo leyéndolo.
Creo que estamos de acuerdo en lo que se refiere a las diferencias de Murakami entre un tipo de relatos y otros. Yo también leeré alguna novela suya (de momento no lo he hecho) a ver con que Murakami me encuentro.
ResponderEliminarNo sé si te has pasado ya por mi blog, si no es así, me encantaría que lo hicieras.
Un abrazo!
Hay novelas muy variadas entre las suyas, sin duda. A mí las que más me han llegado a convencer (en distinto grado) han sido Crónica del pájaro que da cuerda al mundo, Kafka en la orilla y 1Q84. Por si quieres apuntar alguna y echarles un ojo.
ResponderEliminarEncantado de visitar tu blog. (ponme enlace, porfa).
Saludos cuentistas.