El espíritu de la ciencia - ficción, de Roberto Bolaño (Ed. Alfaguara)
Con toda mi ilusión cogí hace 10 días en la Biblioteca este nuevo rescate de la obra de Bolaño. Un inédito más. El primero que aparece en su nueva editorial, después de la polémica y el cambio. Lo iba leyendo combinado con otros tres o cuatro libros, y me iba gustando.
¿Qué me han parecido en todos estos años los inéditos de Bolaño? Creo que ha habido de todo. No olvidemos que la misma 2666 ya apareció póstumamente, aunque estaba muy trabajada por su autor.
Leí La universidad desconocida y leí El espíritu del mal. Me parecieron buenos libros. No me parecieron libros menos defendibles ni menos bolañescos que Entre paréntesis o El gaucho insufrible, por ejemplo. Lo mejor de Bolaño en ese sentido es que siempre es bolañesco, valga la palabra, y esos libros eran parte de su territorio.
Leí El tercer Reich, que sí me pareció un libro flojo. Uno de esos libros que te llevan a pensar que por algo estaban en un cajón.
Leí La pista de hielo, novela con la que Bolaño ganó el Premio de Narrativa Ciudad de Alcalá en 1993, un premio que yo gané en 2011 con una colección de relatos afortunadamente inédita, y que me hizo sentir un poco más cerca de él. Es un libro que funciona, sin más. No aporta nada.
También leí, y perdón por la repetición, Los sinsabores del verdadero policía. Me parece un libro muy interesante, quizá no una gran lectura independiente, pero sí un libro muy interesante para bolañistas, pues prefigura muchos temas e ideas de 2666.
Empecé a leer El espíritu de la ciencia - ficción, novela escrita en 1984, y me estaba gustando. No era una obra maestra, ni lo necesitaba. Anticipaba cosas de Los detectives salvajes, y era divertido. Estaba un tanto deshilachado, pero mucha prosa de Bolaño es así, hecha de disparos sueltos. Era un libro menor que quizá tampoco era un gran libro pero sí una lectura interesante para los que ya conocen bien la obra del autor.
En El espíritu de la ciencia - ficción hay talleres literarios y enfermos de literatura. Aquí no son tanto poetas como autores de ciencia - ficción, como su título anuncia; un género que Bolaño leía mucho. El prólogo de la obra me parece un poco justificativo, como si se desconfiara de que lo que se ofrece es bueno. Y las fotos de sus cuadernos de notas que se ponen al final, que se pudieron ver en la exposición que se hizo hace un par de años en El Matadero de Madrid, apuntan en esa misma dirección. Un artículo de Ignacio Echevarría en El cultural hablaba de ello. Preferí no hacerle mucho caso. El libro estaba bien, se defendía.
Yo leía y trataba de evitar el ruido, pero los sucesivos artículos de Ignacio Echevarría y Carolina López sobre los últimos años de Bolaño, su legado, su novia o no - novia, su vida familiar, y que al final se haya pedido que se retiren de las librerías los ejemplares restantes de sus publicaciones en Anagrama, me han descentrado. Así que me vi obligado a cerrar el libro allá por la página 130 (en torno a un 65% de su longitud total) y pasar a nuevas lecturas. Dejo muchos libros sin terminar, pero siempre es por motivos de lectura, porque me cansan, aburren o no aportan nada. Me da rabia que me hayan estado molestando hasta hacerme abandonar.
Una pena que los trapos sucios ya no se laven en casa.
Seguiremos leyendo
Felices lecturas
Sr. E
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