Cuervos,
de John Connolly
Ed.
Tusquets (2.012)
Hace
unas semanas tuve que hacer un viaje exprés a Valencia desde Madrid.
Tenía por delante, entre la ida y la vuelta, unas cuatro horas de
AVE para el mismo día, y no tenía empezado ningún libro que
resultara cómodo para transportar o que me pareciera que tuviera la
ligereza que una lectura para un tren (o para ir en el
metro, o en bus o en avión, tanto da) creo que debe darnos. Tiré
del último libro de la serie de Charlie Parker que había comprado y
al que aún no había encontrado un hueco este verano. Llegaba así
al décimo volumen de esta serie de novelas negras (en muchos sentidos). Considero que
Connolly es un escritor de entretenimiento con un nivel medio bastante alto.
Sus novelas no son dieces pero creo que ninguna de las que he leído
hasta ahora está por debajo del siete (tal vez Los hombres de la
guadaña, pero por lo que he leído hasta Connolly reniega en cierta
medida de ella).
Mi
última experiencia con Connolly no había sido satisfactoria. En
junio me compré en la Feria del Libro el volumen de relatos
Nocturnos, que teniendo buenos relatos me pareció que en
general era un libro irregular y en el que se notaban demasiado los
modelos que estaba siguiendo y que era un libro (como reconocía el
autor en el prólogo) encargado. Por cierto, creo que Tusquets
debería cejar en su intento de engañarnos a los lectores de
Connolly colando en las ediciones de bolsillo, con numeración
correlativa a la serie de Parker, libritos de Parker como Más
allá del espejo, que en inglés es un relato más de Nocturnos
o la novela Malvados, que no pertenece a la serie sino que
tiene otros protagonistas, y que supongo que piensan que compraremos
despistados pensando que se trata del siguiente volumen.
"Podía
tratarse de una mentira con engaño o una mentira por omisión, pero
la había. Me constaba, porque siempre hay una mentira". pg. 54
Los
cuervos a los que se refiere el título de la novela aparecen al
principio del libro acechando en grupo a sus presas. Los cuervos son
animales inteligentes que se organizan en grupo para dejarse caer
sobre sus víctimas, como los distintos depredadores que aparecen a
lo largo de la novela. Su amenazadora presencia se repetirá en
varios momentos de la trama.
Cuervos
tiene lo que los lectores de Connolly estamos acostumbrados a
encontrar: investigación policíaca con una fuerte dosis de
literatura fantástica apoyada en fenómenos sobrenaturales. En el
caso de Connolly, los dos polos sobre los que se mueven sus
historias, el del suspense y el del fantástico sobrenatural, se
mueven en el eje de la lucha del Bien contra el Mal. Siempre, por
supuesto, apoyándonos en los hombros para nada bien definidos en esa
lucha del protagonista, Charlie Parker. Los malos sí suelen estar
habitados por el Mal absoluto. En algunos casos porque son demonios,
ángeles caídos venidos a la tierra, en otros casos transmitiéndonos
que los humanos sabemos ser tan malos como los demonios a los que les
cargamos las culpas.
"Y
me quedé dormido soñando con hombres sin rostro". pg.
92
El
caso principal de este nuevo caso de Charlie Parker es el secuestro
de una niña, Anna Kore, para cuya búsqueda contratan a Parker. El
caso no le llega de forma directa, sino a través de un vecino de la
niña al que han empezado a llegarle notas anónimas. Ese vecino se
agobia ante la posibilidad de que quien quiera que sepa tanto de él
intente cargarle la culpa del secuestro de la niña. Y, ¿por qué?
Porque como en todas las historias de Parker, lo que se ha hecho mal
en el pasado vuelve a la vida para pedir cuentas, y este hombre,
cuando era un adolescente, participó en la violación y tortura de
una niña negra. Después de haber cumplido su pena y haber salido en
libertad con una nueva identidad y sin ningún vínculo con el
pasado, alguien parece haber dado con él.
Parker
se interesará por el caso e irá descubriendo nuevos flecos de los
que tirar para ir comprendiendo el tapiz completo. La niña negra a
la que torturaron empezará a aparecer en sus ensoñaciones, junto a
su hija muerta. Como en todas las novelas de la serie, lo que hace
que los libros puedan leerse de manera independiente, aunque tal vez
acabe cansando a quien lea varios, se nos cuenta que Parker es un ser
atormentado que perdió a su mujer y a su hija a manos de un asesino
que se coló en su casa cuando él trabajaba en la policía y bebía
demasiado. Parker conoció el infierno y empezó a trabajar como
detective movido por el ansia de revancha, aunque ha ido controlando
sus demonios interiores y ahora lo mueve en mayor grado un cierto
sentido de responsabilidad en la lucha contra el mal que de venganza
personal, pese a lo cual sigue teniendo un lado oscuro que a veces
sale, y no deja de ser un personaje peligroso.
"Descendió
un poco más, agachándose para abarcar con la mirada todo el sótano,
y sintió pánico, y temor, y pérdida.
Pero,
sobre todo, sintió cierto alivio.
Ella
se había ido". pg. 200
Sin
entrar en detalles que le adelanten los giros en la trama a quien se
quiera acercar a la novela, sí se puede decir que un conflicto
racial latente (a la niña negra la mataron dos adolescentes blancos
movidos por el aburrimiento vital, uno de ellos además de una
posición acomodada) está presente, así como una subtrama
relacionada con la mafia de Boston, que será la que haga que dos de
los personajes habituales de la serie, los amigos de Parker Louis y
Ángel, tengan que intervenir. Como lector habitual de la serie, me
parece que su aparición en este libro está bastante forzada y
empiezan a caer en comportamientos estereotipados, propios de
secundarios habituales de telecomedia, y quizá
deberían tomarse un descanso y volver a ayudar a Parker cuando sea
absolutamente imprescindible.
"Le
costaba mantener en la cabeza las dos posibilidades contrapuestas:
una de vida, la otra de muerte. Las probabilidades se decantaban del
lado de la muerte, y de una tumba poco profunda en el bosque". pg.
324.
No es
uno de los mejores libros de la serie de Parker, pero reitero que
todas sus novelas tienen un buen nivel medio y son una buena
elección, que seguiré repitiendo, cuando uno tiene unas horas de
viaje por delante y pretende tener una historia que lo absorba
durante ese tiempo. Lo mejor de la serie, a mi entender (los libros
que ocupan el lugar 4, 5 y 6 en la serie: El camino blanco, El
ángel negro y Los atormentados) ha quedado atrás, pero
Cuervos tiene muy buenos momentos. Connolly sabe escribir y
mantener la tensión, y administra sabiamente la receta que mezcla lo
policíaco con lo sobrenatural como nadie (creo que los lectores
habituales de su obra verían su sombra sobrevolando la celebrada
primera temporada de la serie de TV True detective; me
extraña, por cierto, que nadie haya visto aún la conveniencia de
abordar una serie de televisión oscura con capítulos de 90 minutos
para cada una de las novelas). El paisaje elegido, los mismos pueblos
llenos de bosques de Maine en los que transcurren tantas historias de
Stephen King y en los que Connolly pasa parte del año, suponen el
fondo adecuado para estas historias, que se aprovechan perfectamente
de su frío ambiental, la frondosidad de sus bosques, la tendencia a
crear comunidades cerradas ideales para guardar los secretos de sus
vecinos y la inquietante presencia de cuervos al acecho.
"Así
que la noche dio paso a la mañana, y seguían las preguntas. Para
algunas tenía respuesta, y para otras no. A veces me limitaba a
mentir". pg. 351.
Más reseñas el
próximo lunes
Sr. E
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