martes, 18 de agosto de 2015

Recado de un muerto, de Rafael Balanzá

Recado de un muerto, de Rafael Balanzá
Ed. Siruela (2.014)

Aclaración inicial para suspicaces: Conozco a Rafael Balanzá, quien presentó mi libro Beber durante el embarazo en un entrañable acto que realizamos en la Librería Códex de Orihuela en junio de este año. Pero quiero dejar claro que mi admiración por su obra es previa al afecto personal, ya que yo ya había leído las tres novelas de Rafael antes de conocerlo personalmente. Me parecía y me parece uno de los narradores españoles actuales más sólidos. No creo que sea posible acercarse a la literatura y dar opiniones desde la objetividad (yo no leo objetivamente porque no soy una máquina; si se pudiera leer y evaluar lo leído de manera objetiva todos tendríamos claro quién es el mejor escritor de la historia), pero sí lo hago siempre desde mi honestidad como lector. En los últimos meses he releído estas tres novelas y mi opinión no ha cambiado respecto a su valía, solo se ha enriquecido con nuevos matices. Por eso recomiendo Recado de un muerto en esta reseña.

Con Recado de un muerto, Rafael Balanzá cerró el año pasado la por él mismo denominada trilogía anti – ejemplar (integrada además de por esta novela por Los asesinos lentos y La noche hambrienta). En esta novela vuelven a aparecer constantes de la escritura de Balanzá, como el extrañamiento ante el mundo de sus narradores – protagonistas, que tanto lo acerca a Kafka, un tono onírico que recorre todo y que se concreta en la tendencia a narrar sueños, así como las reflexiones filosóficas de cierta profundidad intercaladas en la trama. Igualmente, como escritor que vuelve a sus obsesiones, utiliza, como ya hizo en Los asesinos lentos, donde el relato El recurso del arpón aparecía prácticamente entero, un fragmento de uno de los relatos incluidos en Crímenes triviales, su primer libro, en este caso una escena con una maqueta de trenes en una juguetería.

Lo único verdadero y cierto es nuestra caída. Eso es lo que ha existido siempre. Nosotros tropezando es el centro de todo cuanto existe. El tropiezo es en verdad la única causa. Causa absoluta, incausada. Lo demás es puramente contingente. Todo, excepto nuestra caída”. pg. 36

En Recado de un muerto, Pablo, un camello y delincuente de poca monta, nos cuenta los últimos días que ha pasado. Días extraños, desde que el viernes por la mañana recibió un email escrito por su socio, al que encuentra muerto. Pablo y su socio, Ángel, planeaban dar un golpe en un prostíbulo de la zona. Los emails que va recibiendo de parte de Ángel (de quien quiera que lo haya suplantado) lo incitan a seguir adelante con el atraco si no quiere que lo acusen de su asesinato (porque lo único que parece seguro es que Ángel está muerto). Pablo decide ir adelante, con el apoyo de su mujer. Y con la ayuda de otro de sus viejos socios, deciden ir a por el botín. La novela se estructura en cuatro partes: viernes, sábado por la mañana, sábado por la tarde (cuando tienen que llevar a cabo el atraco) y domingo – lunes, cuando todo se resolverá. Pablo va transitando por esos cuatro días completando las estaciones de un vía crucis. Su mujer, su socio, su familia, todos parecen juzgarlo, y él también reflexiona sobre su vida y se juzga y condena. Pablo es, además de un pequeño delincuente, un aficionado a la ciencia y a la divulgación, y se siente engañado, además de por la vida, por esos sueños de grandeza que le ha prometido el conocimiento.

Mi enfado no es ni mucho menos infundado. ¿No soy yo, en cierto modo, una de las víctimas silenciosas de ese clan de tramposos que son los voceros del mito de la felicidad? La vida como diversión intrascendente. El mundo como inocuo parque de atracciones. ¿No explica esto muchos aspectos lamentables de mi propia biografía?” pg. 58

Desde que empezó a circular Los asesinos lentos, tras ganar su autor el Premio Café Gijón, las novelas de Balanzá han venido acompañadas de la etiqueta de thriller psicológico. Kafkiano y thriller psicológico son los dos calificativos detrás de los que se han escondido la mayoría de críticos para hablar de su obra. Hay una profunda lectura de Kafka detrás de su escritura, pero no creo que sea el escritor con más peso en ella. Y en cuanto a lo del thriller psicológico, no logro entender qué es exactamente. Busco en Google y encuentro referencias a películas como Origen de Nolan, Shutter Island de Scorsese, El resplandor de Kubrick, Seven de Fincher o incluso Una mente maravillosa. Algunas de esas películas me parecen claramente de un género definido que no se llama thriller psicológico, y otras no entiendo muy bien qué hacen junto a las demás. En Seven o Shutter Island sí veo rasgos comunes con la trilogía de Balanzá y particularmente con esta novela. Personajes que dudan de su cordura, otros personajes que han planeado sus trampas y sus venganzas hasta el último detalle … Pero hay más en las novelas. Propongo, ya que es gratis y divertido, cambiar la etiqueta de thriller psicológico, a la hora de referirnos a Recado de un muerto y en general a las tres novelas que forman esta trilogía antiejemplar, por la de novela de acción filosófica. La filosofía es un campo más amplio que el de la psicología, y los desafíos a los que nos enfrentamos sus lectores están más allá de la psicología de los personajes, pues también cuestiona su (y nuestro) encaje en el mundo.

Y en efecto, lo compruebo. El cadáver está allí. Todo está en orden. Es decir, todo está en desorden. El desorden grotesco de la muerte y el mal”. pg. 117

Balanzá es uno de los mejores autores de género negro e inmediaciones que hay en España. Entre otras cosas porque no aplica fórmulas de género, que se detectan a la primera lectura y limitan la riqueza de la obra llevándola por caminos trillados, sino que mira en lo más oscuro del ser humano y nos cuenta una historia que al principio puede parecer increíble pero que va encauzándose página a página en lo posible, absorbiendo nuestra atención. Creo que nadie empieza las novelas con la fuerza de Rafael Balanzá (quien tenga dudas que vuelva a leer el comienzo de Los asesinos lentos). Como bien dijo Julio Cortázar, en un cuento el autor se lo juega todo en el inicio, que debe atrapar al lector en nombre de la intensidad y concentración que el relato requiere como género. Parece que en la novela esa exigencia se relaja, pero Balanzá empieza sus novelas en ese mismo máximo de intensidad, como si también quisiera golpearnos, y luego mantiene esa narración desbocada, en la que las reflexiones del narrador nos dan la oportunidad de bajar el ritmo y coger aire.

Pero si mantienes los ojos lo bastante abiertos desde el principio nada te parecerá demasiado increíble como para que llegues a creerlo, porque nada puede ser mucho más extraño que el hecho de estar vivo”. pg. 11

La trama avanza en la realidad del libro y en la cabeza de Pablo, el narrador. Quizá Recado de un muerto es la novela más equilibrada estructuralmente de las escritas por Balanzá. Es tan importante la acción, a veces desenfrenada, cercana en sus descripciones a escenas cinematográficas, muy visual, como los pensamientos del narrador. Se habla mucho de Kafka pero creo que se olvida un poco a Dostoyevski y a autores existencialistas como Camus. Los personajes de Balanzá se enfrentan a un terror existencial, a un vacío más terrible que ninguna otra cosa. Al mal. Y no olvidemos que a veces el mal es tan estúpido como el resto de aspectos de la sociedad (trivial es un término que siempre aparece en sus narraciones, y una de las cosas que más desprecian sus narradores es la trivialidad; recordemos que la primera obra de Balanzá se llamaba Crímentes triviales). Sus personajes sienten vértigo. Hay una frase de Houellebecq que creo que recoge muy bien este espíritu: “ya es de día, se ha instalado aquí el terror”. Sumergirse en Recado de un muerto es volver a abrir la puerta del terror de cada día. Hay un vacío detrás del mundo seguro en el que creemos vivir que no puede darnos sino miedo. Este libro nos lo recuerda.

Es asombroso despertar dentro de una pesadilla y comprender que ya no podrás dejar de soñarla hasta el final. Y si sospechas que ese final será también el tuyo, entonces te ves abocado a una perversa, a una extraña paradoja”. pg. 156

Más reseñas el próximo lunes
Sr. E

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