Recado
de un muerto, de Rafael Balanzá
Ed.
Siruela (2.014)
Aclaración
inicial para suspicaces: Conozco a Rafael Balanzá, quien presentó mi libro Beber durante el embarazo en un entrañable acto
que realizamos en la Librería Códex de Orihuela en junio de este
año. Pero quiero dejar claro que mi admiración por su obra es
previa al afecto personal, ya que yo ya había leído las tres
novelas de Rafael antes de conocerlo personalmente. Me parecía y me
parece uno de los narradores españoles actuales más sólidos. No
creo que sea posible acercarse a la literatura y dar opiniones desde
la objetividad (yo no leo objetivamente porque no soy una máquina;
si se pudiera leer y evaluar lo leído de manera objetiva todos
tendríamos claro quién es el mejor escritor de la historia), pero
sí lo hago siempre desde mi honestidad como lector. En los últimos
meses he releído estas tres novelas y mi opinión no ha cambiado
respecto a su valía, solo se ha enriquecido con nuevos matices. Por
eso recomiendo Recado de un muerto en esta reseña.
Con
Recado de un muerto, Rafael Balanzá cerró el año pasado la
por él mismo denominada trilogía anti – ejemplar (integrada
además de por esta novela por Los asesinos lentos y La
noche hambrienta). En esta novela vuelven a aparecer constantes
de la escritura de Balanzá, como el extrañamiento ante el mundo de
sus narradores – protagonistas, que tanto lo acerca a Kafka, un
tono onírico que recorre todo y que se concreta en la tendencia a
narrar sueños, así como las reflexiones filosóficas de cierta
profundidad intercaladas en la trama. Igualmente, como escritor que
vuelve a sus obsesiones, utiliza, como ya hizo en Los asesinos
lentos, donde el relato El recurso del arpón aparecía prácticamente entero, un fragmento de uno de
los relatos incluidos en Crímenes triviales, su primer libro,
en este caso una escena con una maqueta de trenes en una juguetería.
“Lo
único verdadero y cierto es nuestra caída. Eso es lo que ha
existido siempre. Nosotros tropezando es el centro de todo cuanto
existe. El tropiezo es en verdad la única causa. Causa absoluta,
incausada. Lo demás es puramente contingente. Todo, excepto nuestra
caída”. pg. 36
En
Recado de un muerto, Pablo, un camello y delincuente de poca
monta, nos cuenta los últimos días que ha pasado. Días extraños,
desde que el viernes por la mañana recibió un email escrito por su
socio, al que encuentra muerto. Pablo y su socio, Ángel, planeaban
dar un golpe en un prostíbulo de la zona. Los emails que va
recibiendo de parte de Ángel (de quien quiera que lo haya
suplantado) lo incitan a seguir adelante con el atraco si no quiere
que lo acusen de su asesinato (porque lo único que parece seguro es
que Ángel está muerto). Pablo decide ir adelante, con el apoyo de
su mujer. Y con la ayuda de otro de sus viejos socios, deciden ir a
por el botín. La novela se estructura en cuatro partes: viernes,
sábado por la mañana, sábado por la tarde (cuando tienen que
llevar a cabo el atraco) y domingo – lunes, cuando todo se
resolverá. Pablo va transitando por esos cuatro días completando
las estaciones de un vía crucis. Su mujer, su socio, su familia,
todos parecen juzgarlo, y él también reflexiona sobre su vida y se
juzga y condena. Pablo es, además de un pequeño delincuente, un
aficionado a la ciencia y a la divulgación, y se siente engañado,
además de por la vida, por esos sueños de grandeza que le ha
prometido el conocimiento.
“Mi
enfado no es ni mucho menos infundado. ¿No soy yo, en cierto modo,
una de las víctimas silenciosas de ese clan de tramposos que son los
voceros del mito de la felicidad? La vida como diversión
intrascendente. El mundo como inocuo parque de atracciones. ¿No
explica esto muchos aspectos lamentables de mi propia biografía?”
pg. 58
Desde
que empezó a circular Los
asesinos lentos,
tras ganar su autor el Premio Café Gijón, las novelas de Balanzá
han venido acompañadas de la etiqueta de thriller psicológico.
Kafkiano y thriller psicológico son los dos calificativos detrás de
los que se han escondido la mayoría de críticos para hablar de su
obra. Hay una profunda lectura de Kafka detrás de su escritura, pero
no creo que sea el escritor con más peso en ella. Y en cuanto a lo
del thriller psicológico, no logro entender qué es exactamente.
Busco en Google
y encuentro referencias a películas como Origen
de Nolan, Shutter
Island
de Scorsese, El
resplandor
de Kubrick, Seven
de Fincher o incluso Una
mente maravillosa.
Algunas de esas películas me parecen claramente de un género
definido que no se llama thriller psicológico, y otras no entiendo
muy bien qué hacen junto a las demás. En Seven
o Shutter
Island
sí veo rasgos comunes con la trilogía de Balanzá y particularmente
con esta novela. Personajes que dudan de su cordura, otros personajes
que han planeado sus trampas y sus venganzas hasta el último detalle
… Pero hay más en las novelas. Propongo, ya que es gratis y
divertido, cambiar la etiqueta de thriller psicológico, a la hora de
referirnos a Recado
de un muerto
y en general a las tres novelas que forman esta trilogía
antiejemplar, por la de novela de acción filosófica. La filosofía
es un campo más amplio que el de la psicología, y los desafíos a
los que nos enfrentamos sus lectores están más allá de la
psicología de los personajes, pues también cuestiona su (y nuestro)
encaje en el mundo.
“Y
en efecto, lo compruebo. El cadáver está allí. Todo está en
orden. Es decir, todo está en desorden. El desorden grotesco de la
muerte y el mal”. pg. 117
Balanzá
es uno de los mejores autores de género negro e inmediaciones que
hay en España. Entre otras cosas porque no aplica fórmulas de
género, que se detectan a la primera lectura y limitan la riqueza de
la obra llevándola por caminos trillados, sino que mira en lo más
oscuro del ser humano y nos cuenta una historia que al principio
puede parecer increíble pero que va encauzándose página a página
en lo posible, absorbiendo nuestra atención. Creo que nadie empieza
las novelas con la fuerza de Rafael Balanzá (quien tenga dudas que
vuelva a leer el comienzo de Los asesinos
lentos). Como bien dijo Julio Cortázar, en
un cuento el autor se lo juega todo en el inicio, que debe atrapar al
lector en nombre de la intensidad y concentración que el relato
requiere como género. Parece que en la novela esa exigencia se
relaja, pero Balanzá empieza sus novelas en ese mismo máximo de
intensidad, como si también quisiera golpearnos, y luego mantiene
esa narración desbocada, en la que las reflexiones del narrador nos
dan la oportunidad de bajar el ritmo y coger aire.
“Pero
si mantienes los ojos lo bastante abiertos desde el principio nada te
parecerá demasiado increíble como para que llegues a creerlo,
porque nada puede ser mucho más extraño que el hecho de estar
vivo”. pg. 11
La
trama avanza en la realidad del libro y en la cabeza de Pablo, el
narrador. Quizá Recado de un muerto es la novela más equilibrada estructuralmente de las escritas por Balanzá. Es tan importante la acción, a veces desenfrenada, cercana
en sus descripciones a escenas cinematográficas, muy visual, como
los pensamientos del narrador. Se habla mucho de Kafka pero creo que
se olvida un poco a Dostoyevski y a autores existencialistas como
Camus. Los personajes de Balanzá se enfrentan a un terror
existencial, a un vacío más terrible que ninguna otra cosa. Al mal.
Y no olvidemos que a veces el mal es tan estúpido como el resto de
aspectos de la sociedad (trivial es un término que siempre aparece
en sus narraciones, y una de las cosas que más desprecian sus
narradores es la trivialidad; recordemos que la primera obra de
Balanzá se llamaba Crímentes triviales). Sus personajes
sienten vértigo. Hay una frase de Houellebecq que creo que recoge
muy bien este espíritu: “ya es de día, se ha instalado aquí el
terror”. Sumergirse en Recado de un muerto es volver a abrir
la puerta del terror de cada día. Hay un vacío detrás del mundo
seguro en el que creemos vivir que no puede darnos sino miedo. Este
libro nos lo recuerda.
“Es
asombroso despertar dentro de una pesadilla y comprender que ya no
podrás dejar de soñarla hasta el final. Y si sospechas que ese
final será también el tuyo, entonces te ves abocado a una perversa,
a una extraña paradoja”. pg.
156
Más
reseñas el próximo lunes
Sr.
E
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