Golosinas de
Roberto Bolaño: La pista de hielo, Amberes, Monsieur
Pain y Una novelita lumpen
Supongo
que una de las ventajas del cambio de editorial de la obra de Bolaño,
de Anagrama a Alfaguara, ha sido reactivar algunos de sus títulos en
ediciones de bolsillo, ahora a través de DeBolsillo. No me refiero a
Los detectives salvajes o 2666, que nunca han faltado
en las estanterías de las librerías, pero sí a algunos libros que
habían ido quedando opacados por sus libros más valiosos, lo cual
es lógico, pero a veces también por esas novedades póstumas
rescatadas del fondo de sus discos duros. Hace algunas semanas entré
en una librería y sin pensar en que pudieran existir esos libros
nuevos de Bolaño, me encontré con algunos, y me traje para casa un
puñado de golosinas: La pista de hielo, Amberes,
Monsieur Pain y Una novelita lumpen.
¿Son
más legítimos los rescates de libros que él no había querido
publicar cuando ya podía publicar lo que quisiera, o de los libros
primerizos, aquellos que ganaban certámenes de novela en provincias
y que nunca traspasaron la frontera de la literatura menor e
invisible? ¿Cuál de esos dos autores es más Bolaño: el cazador de
búfalos que salía a ganar dinero con sus escritos por toda la
España concursera, o el que escribía y dejaba escondidos esos
proyectos que no acababan de satisfacerle? Los dos, sin duda, nos
enseñan a un Bolaño en formación, a un autor que algunos años
después acabó siendo el que escribió La literatura nazi en
América, Estrella distante, Nocturno de Chile,
Llamadas telefónicas, Los detectives salvajes y 2666,
pero que no lo era.
La
pista de hielo ganó el Premio Ciudad de Alcalá de Narrativa en
1993. Para mí es un libro especial porque me relaciona, a través de
ese premio que yo gané con un libro de cuentos en 2011, con Bolaño.
Pero fuera de esa lectura personal, es una novela menor. No es un
libro redondo. Ni mucho menos. Se trata de una historia de amor,
engaños, obsesiones y corrupción municipal. Es funcional, va
alternando narradores, está escrito por alguien con oficio (Bolaño
tenía entonces 40 años y llevaba al menos 20 escribiendo con
obsesiva dedicación), pero no es una obra de primera, ni casi de
segunda. Tres años después Bolaño ganaría el Herralde con Los
detectives salvajes, y antes de esta novela ya habría publicado
Llamadas telefónicas y La literatura nazi en América,
así que quizá La pista de hielo fue el último de sus libros
menores. Pero, y esta es la clase de pregunta que quiero dejar
abierta, ¿es mejor La pista de hielo que El tercer Reich,
que debe ser de la misma época, tiene la misma consistencia
narrativa, o quizá alguna menos? No se llevan mucho en cuanto a su
calidad ni empaque. Y quizá La pista de hielo retrata al
Bolaño más real, al escritor que estaba siendo a principios de los
90, el que buscaba si no el reconocimiento, al menos el dinero y la
pasajera gloria local en los certámenes. Además, sin llevarnos a
engaño, es posible que El Tercer Reich concursara igualmente
en certámenes de novela de provincias, solo que con menos suerte.
Los que los frecuentamos sabemos que a veces se gana, y a veces no (y
esto es una perogrullada, pero a veces se olvidan las perogrulladas),
y no siempre son los mejores entre nuestros relatos los que tienen
suerte.
Monsieur
Pain es aún anterior, de principios de los 80, y aunque suela
considerarse Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático
de Joyce, escrita a medias con A.G. Porta su primera novela,
quizá sea realmente ésta su primera novela. Fue premiada en 1981 en
un certamen de novela en Toledo, y como el propio Bolaño confiesa en
su prólogo, el famoso prólogo en el que habla del cazador de
búfalos que salía a recorrer España con sus textos (la misma idea
que retomaría en el relato Sensini, que abre Llamadas
telefónicas, y él mismo premiado en otro importante certamen de
relato), premiado en otro certamen del que nunca volvió a saber nada
(aunque lo cobró). Monsieur Pain sirve para reconocer algunos
rasgos de Bolaño (la obsesión por los escritores, por ciertos
escritores, el matrimonio entre poesía y pobreza, representado aquí
en César Vallejo, la abundancia que se encuentra en sus relatos
publicados de situar aventuras literarias en Francia, personajes
secundarios con las más extrañas creencias, conspiraciones que
pueden ser confusiones, y viceversa) que se mantienen a lo largo de
toda su obra. Y en ese sentido es un texto de lectura útil para
quien conozca bien su narrativa, y obviando eso, también es una
novela corta entretenida, ágil, que se lee bien aunque no deja una
huella particularmente duradera.
De
Amberes, un texto de esos a los que Bolaño se fue acercando y
alejando durante años, ya compartí mis notas y experiencia de
lectura hace poco más de un año, así que me remito a ella
Ya
había leído Una novelita lumpen, que me parece, de este
póker de libritos, el mejor (aunque Amberes tiene algo muy
atrayente, pero si fuera una persona en vez de un libro diríamos que
es más atractiva que realmente guapa). Una novelita lumpen se
editó poco después del año 2000 y fue escrita como un encargo, una
serie de libros que Mondadori quiso que ciertos autores (en el caso
de Bolaño alguien que no pertenecía a su catálogo) dedicaran a
algunas ciudades a principios del siglo XXI. Una novelita lumpen
se sitúa en Roma, aunque esencialmente se sitúa en un piso y en la
cabeza de unos pocos personajes, y Roma es trasladable a cualquier
otro lugar. Como su nombre indica es una novelita, corta, de fácil y
rápida lectura, pero que creo que tiene más profundidad de la que a
primera vista podría parecer. Un par de hermanos se quedan huérfanos
en un accidente de coche, y desde entonces viven juntos, el uno con
la otra, sin demasiadas puertas al exterior, entre el gimnasio y la
televisión, dedicado de vez en cuando a la delincuencia menor. A
modo de confesión arranca la historia, narrada por ella, y que nos
enseñará de modo breve algunos personajes pintorescos (quizá ese
culturista casi ciego que fue actor en películas de romanos esté
entre los más pintorescos de toda la obra de Bolaño, a quien nunca
le faltaron personajes pintorescos en sus novelas), su entrada y
salida del pequeño mundo de los dos hermanos, la muralla con la que
ambos se protegen. Y Roma vista desde una ventanita, podríamos
decir, como mera excusa. Es una de esas historias de Bolaño en las
que parece que está ensayando para sus libros mejores. Y a veces
esos ensayos resultan tan interesantes como los libros mayores en los
que acaban desembocando. Como los encargos, que algunos autores
consiguen llevar a su terreno propio y desde ahí construir algo
realmente interesante.
Seguiremos
leyendo
Felices
lecturas
Sr. E
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