lunes, 11 de junio de 2018

El día después de la Feria del Libro


Feria del Libro 2018, el día después

Se ha acabado la Feria del Libro, después de algo más de dos semanas (dos semanas con tres fines de semana) de lluvia casi continua en Madrid. Todos los años da lugar a chiste la aparición de la lluvia, pero este año ha sido algo llamativo y casi continuo. Se acaba la Feria, que es un espacio y un tiempo, un universo paralelo. Cada vez menos literaria (y basta asomarse a los stands que montan las grandes librerías, donde no es posible (literalmente) encontrar un libro de Philip Roth, y eso que acaba de fallecer y eso lo hace ser un autor más presente en las peticiones de los paseantes y compradores) y cada vez más feria, con ruido, globos, publicidad, pero también, y al final es lo importante, con muchos libros y muchos autores.

La Feria del Libro de Madrid es como las Fallas de Valencia o las fiestas de mi pueblo en agosto, algo entre lo hortera y lo fabuloso, pueblerina y cosmopolita, donde en un mismo día de firmas pasó saludándonos a los autores que estábamos a esa hora el nuevo ministro de Cultura y un militante (o lo que fuera) del partido Vox acudió no a que yo le firmara un libro sino a proponerme que firmara para alguna extravagante reivindicación.

Dejando al margen las anécdotas, lo más interesante siempre me ha parecido acercarme a las casetas de las editoriales, a pedir directamente recomendaciones a quienes las han elegido, y a comprar libros que normalmente me cuesta encontrar, y a las firmas de los autores. Los ya conocidos o los que he ido conociendo en estos días.

La Feria 2018 ha tenido para mí de todo. Paseos, conferencias, mi propia firma el pasado sábado y compra de libros. Con gran amabilidad fui acogido en las casetas que Editorial Complutense había dispuesto tanto por la mañana como por la tarde del sábado 9 de junio. Bastante gente se acercó a por un ejemplar de ¡En el rincón de la derecha, con catorce derrotas, doce de ellas por KO, con calzón negro, guantes naranjas, ochenta kilos y vista cansada! , y un número también interesante de personas se pararon a preguntarme sobre su largo título y su relación real con el boxeo. Algunos se decidieron a llevárselo a casa.

Os dejo aquí enlaces a casa del libro y fnac por si os animáis a evaluarlo


Tuve la suerte de poder asistir a la conferencia inaugural de Mircea Cartarescu (ya que este año el país invitado era Rumanía). Dejando al margen algunas micropolémicas que se han generado con ella, me pareció llena de pasión y muy inspiradora para cualquier clase de lector (no digamos ya si el lector es un lector atento de Cartarescu o además es escritor). La enlazo aquí por si alguien quiere leerla y compartirla.

De aquella primera charla me traje un nombre apuntado, el de Ana Blandiana, y uno de sus libros de cuentos editados por Periférica, en mi caso Las cuatro estaciones, ha sido una de mis adquisiciones de esta Feria. Además pude ir a una firma de la propia autora (encantadora) y conseguirlo firmado. En dicha firma, su traductora, Victoria Patea, me advirtió (medio en broma) que había elegido el libro malo, que el realmente bueno es Proyectos de pasado. De la caseta de la editorial elegí, sencillamente, aquel cuyo comienzo me resultó más atractivo.


Fui a la caseta de Candaya a por Mandíbula, de Mónica Ojeda, y su editora me convenció para probar también la literatura de Miguel Serrano Larraz. Quede señalada su capacidad de persuasión, pues convenció a una amiga que sencillamente iba a mi lado de llevarse su propio ejemplar de Mandíbula. De la obra de Serrano Larraz he empezado por su segundo libro de cuentos, Réplica, y si me seduce iré hacia atrás en su obra (compuesta de otro libro de cuentos, Órbita, y una novela, Autopsia).


Estos dos libros serán los últimos que lea de mi cosecha de este año, pues he empezado leyendo el de Blandiana, y también Teoría King – Kong, de Virginie Despentes, que ha sonado muchísimo en los últimos meses y me habían recomendado insistentemente.

También vinieron en mis bolsas de papel los libros con La misma moneda, de Verity Bargate, después de la impresión que me produjo la lectura de No, mamá, no,

y dos libros infantiles, 

El gran libro de los animales del mar, de la editorial Juventud, e Inventario ilustrado de dinosaurios, de Kalandraka, dos colecciones (las de El gran libro de … y los Inventarios ilustrados de …) muy recomendables, al menos cuando en casa se convive con un pequeño aspirante a biólogo de algo menos de 5 años.
Y el año que viene habrá otra vez Feria y con pereza al principio e interés creciente al final, seguiremos yendo. Mientras tanto, continuaremos leyendo.
















Felices lecturas

Sr. E


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