Feria del Libro 2018, el día después
Se ha
acabado la Feria del Libro, después de algo más de dos semanas (dos
semanas con tres fines de semana) de lluvia casi continua en Madrid.
Todos los años da lugar a chiste la aparición de la lluvia, pero
este año ha sido algo llamativo y casi continuo. Se acaba la Feria,
que es un espacio y un tiempo, un universo paralelo. Cada vez menos
literaria (y basta asomarse a los stands que montan las grandes
librerías, donde no es posible (literalmente) encontrar un libro de
Philip Roth, y eso que acaba de fallecer y eso lo hace ser un autor
más presente en las peticiones de los paseantes y compradores) y
cada vez más feria, con ruido, globos, publicidad, pero también, y
al final es lo importante, con muchos libros y muchos autores.
La
Feria del Libro de Madrid es como las Fallas de Valencia o las fiestas de mi pueblo en
agosto, algo entre lo hortera y lo fabuloso, pueblerina y
cosmopolita, donde en un mismo día de firmas pasó saludándonos a
los autores que estábamos a esa hora el nuevo ministro de Cultura y
un militante (o lo que fuera) del partido Vox acudió no a que yo le
firmara un libro sino a proponerme que firmara para alguna
extravagante reivindicación.
Dejando
al margen las anécdotas, lo más interesante siempre me ha parecido
acercarme a las casetas de las editoriales, a pedir directamente
recomendaciones a quienes las han elegido, y a comprar libros que
normalmente me cuesta encontrar, y a las firmas de los autores. Los
ya conocidos o los que he ido conociendo en estos días.
La
Feria 2018 ha tenido para mí de todo. Paseos, conferencias, mi
propia firma el pasado sábado y compra de libros. Con gran
amabilidad fui acogido en las casetas que Editorial Complutense había
dispuesto tanto por la mañana como por la tarde del sábado 9 de
junio. Bastante gente se acercó a por un ejemplar de ¡En el
rincón de la derecha, con catorce derrotas, doce de ellas por KO,
con calzón negro, guantes naranjas, ochenta kilos y vista cansada! ,
y un número también interesante de personas se pararon a
preguntarme sobre su largo título y su relación real con el boxeo.
Algunos se decidieron a llevárselo a casa.
Os
dejo aquí enlaces a casa del libro y fnac por si os animáis a
evaluarlo
Tuve
la suerte de poder asistir a la conferencia inaugural de Mircea
Cartarescu (ya que este año el país invitado era Rumanía). Dejando
al margen algunas micropolémicas que se han generado con ella, me
pareció llena de pasión y muy inspiradora para cualquier clase de
lector (no digamos ya si el lector es un lector atento de Cartarescu
o además es escritor). La enlazo aquí por si alguien quiere leerla
y compartirla.
De
aquella primera charla me traje un nombre apuntado, el de Ana
Blandiana, y uno de sus libros de cuentos editados por Periférica,
en mi caso Las cuatro estaciones, ha sido una de mis
adquisiciones de esta Feria. Además pude ir a una firma de la propia
autora (encantadora) y conseguirlo firmado. En dicha firma, su
traductora, Victoria Patea, me advirtió (medio en broma) que había
elegido el libro malo, que el realmente bueno es Proyectos de
pasado. De la caseta de la editorial elegí, sencillamente, aquel
cuyo comienzo me resultó más atractivo.
Fui a
la caseta de Candaya a por Mandíbula, de Mónica Ojeda, y su
editora me convenció para probar también la literatura de Miguel
Serrano Larraz. Quede señalada su capacidad de persuasión, pues
convenció a una amiga que sencillamente iba a mi lado de llevarse su
propio ejemplar de Mandíbula. De la obra de Serrano Larraz he
empezado por su segundo libro de cuentos, Réplica, y si me
seduce iré hacia atrás en su obra (compuesta de otro libro de
cuentos, Órbita, y una novela, Autopsia).
Estos
dos libros serán los últimos que lea de mi cosecha de este año,
pues he empezado leyendo el de Blandiana, y también Teoría King
– Kong, de Virginie Despentes, que ha sonado muchísimo en los
últimos meses y me habían recomendado insistentemente.
También
vinieron en mis bolsas de papel los libros con La misma moneda,
de Verity Bargate, después de la impresión que me produjo la
lectura de No, mamá, no,
y dos
libros infantiles,
El gran libro de los animales del mar, de
la editorial Juventud, e Inventario ilustrado de dinosaurios,
de Kalandraka, dos colecciones (las de El gran libro de … y los
Inventarios ilustrados de …) muy recomendables, al menos cuando en
casa se convive con un pequeño aspirante a biólogo de algo menos de
5 años.
Y el
año que viene habrá otra vez Feria y con pereza al principio e
interés creciente al final, seguiremos yendo. Mientras tanto,
continuaremos leyendo.
Felices
lecturas
Sr. E
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