jueves, 23 de febrero de 2017

El motel del voyeur, de Gay Talese

El motel del voyeur, de Gay Talese (Alfaguara)


Solo quiero hacer un breve comentario sobre este libro. Debo reconocer que no lo he terminado, porque al final me sentí confuso sobre qué era lo que estaba leyendo, y esencialmente porque no me estaba interesando demasiado.

Se habló mucho (a la pequeña escala que mucho significa en relación con los libros) de esta nueva obra de Gay Talese. Talese es uno de los autores a los que se considera inventores del llamado Nuevo periodismo, desde su escritura de reportajes de no – ficción. Etiquetas. Etiquetas. Pero Talese siempre las ha lucido como medallas, así que habrá que respetárselas.

Talese es conocido especialmente por sus libros sobre la mafia (Honrarás a tu padre, en la que se acercó mucho al clan Bonanno, una de las 5 grandes familias de la mafia neoyorquinas, una de las que aparecían de fondo en El Padrino) y sobre la vida sexual oculta de los americanos (La mujer de tu prójimo). De hecho, El motel del voyeur está inicialmente relacionado con La mujer de tu prójimo. Este ensayo, o reportaje de no – ficción, se vendió mucho, e hizo de Talese un hombre bastante popular. Él mismo habla en el libro de un suculento adelanto para los derechos de cine de una película que no tengo noticia de que nunca se haya rodado.

Uno de los lectores de aquel libro le escribió algunos meses después para ofrecerle una historia, la suya y la de su motel. Vemos el escaneado de la carta original. Estamos a principios de los 80 y Talese viaja hasta Colorado a ver a ese hombre y su motel. La historia, le ha contado, en principio no podrá ser publicada, porque estaría descubriendo un posible delito de violación de la intimidad de los clientes, y aún peor, la inacción del dueño del motel cuando fue testigo de un asesinato. Aún así, cree que le interesará oírla al completo. Efectivamente, así es.

Talese viaja al lugar, conoce a la persona, ve el motel, toma notas. Toma muchas notas. Es muy meticuloso. Viaja más veces. Sigue tomando notas. Deja el libro aparcado porque no puede publicarlo, ya que así lo ha firmado con el dueño del motel, y sigue con su vida. Treinta años después se ve autorizado a escribir el libro para su publicación, y lo hace. La nueva obra de Gay Talese se llama El motel del voyeur. La historia, sin duda, es apasionante. Bigger than life, como diría un americano.

El libro se hizo popular en los últimos meses porque Gay Talese descubrió, cuando ya estaba firmado con su editorial, entregado e incluso en preimpresión, que la historia era falsa. Y él escribe no – ficción. Talese reniega del libro que me imagino que por motivos contractuales llega igualmente a las librerías. Se traduce al español. Lo publica Alfaguara. Lo encuentro en la biblioteca y picado por la curiosidad, lo cojo. Lo leo. Lo leo más o menos hasta la mitad. Luego lo dejo.

El libro es una contradicción entre tapas. Gay Talese lo escribe desde la conciencia de la no – ficción. Nos recuerda de hecho, de vez en cuando, que lo que escribe sucedió. Él estaba allí. Él vio. Él anotó. Él preguntó. Lo que nos presenta finalmente no es un libro de no – ficción pero no porque él lo haya querido, sino porque lo engañaron. Él ha aplicado sus herramientas de reportaje a una historia contaminada. Eso hace que como novela no funcione. El principal impulso para leer un libro así es la propia curiosidad del lector. El libro invita al lector a ser un voyeur que ve lo que aquel hombre del motel vio. Lo que era. Lo podemos ver a través de los ojos de Talese. Pero resulta que aquello no era verdad. No he escuchado la aclaración sobre qué porcentaje no es verdad. Pero al no ser verdad, la fuerza que tiene como reportaje, por ver cómo Talese lo lleva adelante, desaparece. La curiosidad que podía movernos a ser voyeurs, también.

No es un libro que recomiende leer porque a mí no me ha convencido, pero creo que sí es recomendable ojearlo, pensar en él, tratar de abordarlo al menos durante algunas páginas como si fueran dos libros paralelos, el del periodista y el de un novelista. Dos novelistas, el que inventó la historia pero no supo escribirla, y el que no pretendía escribirla. Dos novelistas que unieron sus fuerzas para fracasar como tales. Pero que nos dejan un poso para reflexionar una vez más sobre las relaciones entre verdad, mentira, ficción, no – ficción y escritura. Un debate para cada escritor. Para cada lector.

Leeremos y pensaremos sobre lo leído.

Felices lecturas


Sr. E

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