Volver a Philip Roth: Engaño y Mi vida como hombre
Otra de las cosas que he hecho en
verano ha sido volver a leer a Philip Roth. Leo tanto sus libros que no es
novedad que diga que en verano he vuelto a él. Pero es que me sienta muy bien
volver a leer a Roth.
En primer lugar porque el tiempo
ya ha dejado un margen suficiente para que podamos identificar cuáles son sus
mejores obras, cuáles sus intentos fallidos, cuáles son obras menores pero
llenas de encanto (literario), en cuáles podemos ver el modelo previo e
imperfecto de una obra que aparecería una década después.
Roth tiene una obra lo
suficientemente amplia como para ir haciendo relecturas de tanto en cuanto y
como para que aún me queden algunos libros a los que acercarme (aunque cada vez
tengo más dudas de si me queda pendiente alguno de los importantes).
Ya escribimos sobre él y su
trayectoria.
http://cuentospendientessre.blogspot.com/2018/05/philip-roth-novelista.html
Cuando Roth murió en mayo de 2018
leí Némesis, que tenía sin leer
porque me había desconectado de sus últimos libros, y me pareció un libro
estupendo, una novela corta llena de nostalgia por un mundo que debía haber
sido seguro y se estaba volviendo inseguro. Creo que no por casualidad decidí
volver a leerlo cuando llegó el COVID y nos encerraron en casa durante algunos
meses. En aquel confinamiento también releí la trilogía de Zuckerman encadenado, encontrando nuevos matices y recordando que La visita al maestro ya me había
parecido un juego estupendo y muy arriesgado cuando la leí por primera vez (un
juego de autores reales y espejos fantasmales que tendría muchos problemas para
ser publicada hoy, por irrespetuosa).
El verano pasado compré, sin
tenerlo previsto (había ido buscando otros libros a la librería, quiero decir) Sale el espectro, otra de sus novelas de
los últimos años. Y sin ser una gran novela de Roth, sí era una gran novela.
Esa es una de las ventajas de leer y releer a Philip Roth (una de las ventajas
de leer y releer a los escritores grandes), que siempre nos asegura una buena
calidad de prosa y una gran narrativa, y aunque algunos de sus libros no sean
grandes libros, están muy por encima de la mayoría de obras maestras que nos
cambiarán la vida en los próximos meses, según las promesas de sus editoriales
y voceros.
También consulto, con frecuencia,
su libro ¿Por qué escribir?, ensayos
y reflexiones sobre el oficio y su manera (muy personal) de verlo y afrontarlo.
Este verano traje de la
biblioteca uno de los libros menos conocidos de Roth (desconozco si porque él
renegara de esta novela o por misteriosos mecanismos editoriales), una novela
que de hecho no se ha reeditado con la mayoría de su obra ni ha salido en
bolsillo. Engaño es una novela
dialógica sobre el adulterio. Aunque en realidad es una novela sobre el
adulterio de una pareja, un escritor judeoamericano radicado temporalmente en
Londres y su amante. La parte más interesante de la novela nos presenta, sin
contexto ni explicaciones, diálogos entre estos dos personajes en la habitación
de hotel donde se encuentran. Mucho más que deseo, vemos la soledad de cada
uno, el aburrimiento de la vida, las crisis creativas, el miedo a hacerse mayor
y dejar de sentir, y sobre todo de producir, deseo. Muy buen libro (encajable,
probablemente, en la categoría de obras menores del autor).
Mi vida como hombre, que es la otra novela de Roth que leí este
verano, encaja más bien en la categoría de ajuste de cuentas que el autor
también practicó con cierta frecuencia. Es una novela amarga, llena de
reflexiones sobre el deseo y de decisiones insensatas provocadas por ese mismo
deseo, llena de espejos entre el narrador, el autor del libro que está
escribiendo el narrador, y los distintos planos de la realidad y la literatura
en los que se van situando. Cómo refleja un escritor sus heridas en lo que
escribe, y a quién hiere al hacerlo, es uno de los temas centrales de la
novela. Los dos cuentos que abren la novela están firmados por Nathan
Zuckerman, y uno de ellos es una obra maestra. Lo que la novela hace luego es
salir del plano de Zuckerman y convertirlo en un personaje al que ha creado
otro escritor, Peter Tarnopol, de quien se nos cuenta su verdadera vida, y cómo
su tortuoso (por no decir algo peor) matrimonio con Maureen lo llevó hasta
crear esos relatos.
Para quienes hemos leído bastante
a Roth, tiene además el aliciente de que lo que se cuenta atribuyéndolo aquí a
Tarnopol es algo que Roth contó después en la novela (biográfica) Los hechos. También releí, ahora que lo
recuerdo, Los hechos, en aquellos
meses de confinamiento, y apunté en mi cuaderno de lecturas que ese libro
valdría para reivindicar la palabra autoficción, tan denostada gracias a los
tristes experimentos de mesa de café de gente contando que está en la mesa de
su cocina, tomándose un café, e intentando ver cómo lo cuenta.
Para finales de mes (tengo que
racionarme las adquisiciones) tengo pensado acercarme a alguna librería de las
que frecuento a por El profesor del deseo,
que no tengo claro si he leído, pero sé en cualquier caso que quiero leer con
calma y profundidad. Me vale como propósito de inicio de curso.
Seguiremos leyendo
Felices lecturas
Sr. E
Otro que como le ha pasado a Javier Marías y como le pasará a Joyce Carol Oates si algo no lo remedia, se ha muerto sin el Nobel que tanto merecía.
ResponderEliminarNo lo he leído tanto como tú, pero lo he leído mucho, doce novelas suyas aparecen en mi lista de leídos. Su obra es muy amplia y aún quedan unas cuantas novelas por leer, pero también ando pendiente de releer alguna como La mancha humana.
Un abrazo.
Gracias por tu comentario, Rosa.
ResponderEliminar¿Cuál dirías que es tu libro preferido de Roth, el de La mancha humana?