Algunos libros para la vuelta al cole
He estado, lo confieso, tentado
en grado sumo, de escribir reentré en el título de esta entrada. Lo he escrito,
de hecho, solo que lo he borrado, porque me hacía sentir un poco gilipollas. No
estoy llamando, que nadie me malinterprete, gilipollas a quienes lo han escrito
continuamente en los suplementos y páginas culturales de los diarios desde hace
cosa de un mes. Entiendo que a ellos les va en el sueldo. Yo, como hago esto en
mi tiempo libre y sin dinero a cambio, no estoy obligado.
He leído (¿masoquismo?) los
mismos diez o doce nombres en decenas de artículos. Quizá podría decir en
centenares, pero tampoco quiero pasarme de exagerado. Con algunos autores y sus
niveles de ventas previos, me parece muy optimista y arriesgado apostar a que
cambiarán el rumbo del mundo literario en los próximos meses. Otros suenan a la
apuesta segura de siempre. El problema quizá sea ese, que todo suena a lo de
siempre.
Como los libros que en enero
(otra reentré) nos asegurarán un año lleno de bienes, o las lecturas
imprescindibles para el día del libro.
Podéis consultar cualquiera de
esas listas, con sus bestsellers prediseñados, sus resurrecciones (algunas
literales) y demás trucos.
No las seguiré con demasiada
atención, lo confieso, aunque sí tengo ganas de leer, cuando sea posible, La familia, de Sara Mesa y Montevideo, de Vila – Matas, dos de esos
títulos que se han repetido mucho. Confieso que Un amor, de Sara Mesa, no acabó de convencerme, siendo una autora
que normalmente me enamora desde el principio hasta el final de sus libros, y
quiero ver por dónde va su acercamiento a esa institución tan central. Confieso
también que me parece un poco feo que nos quieran vender Montevideo diciéndonos que Enrique Vila – Matas vuelve a su mejor
nivel, ese que llevaba años sin alcanzar. Ojalá sea así, lo digo como lector
apasionado de su obra que fui. Pero queda feo que quienes dicen eso ahora sean
los mismos que han aplaudido sin pausa sus últimos cinco o seis libros, esos
que ahora nos dicen que fueron un bache.
Realmente el objetivo (si lo
tiene) de esta entrada era recordarle, a quien lo lea, que hay otros libros que
también van a salir en estos próximos meses. Libros que deberían, quizá, estar
entre esas diez o doce recomendaciones imprescindibles pero que no lo están. Mi
relación lectora con Cormac McCarthy es irregular, la verdad, pero creo que si
saca novela después de quince años habrá que estar pendiente (de hecho son dos
novelas conectadas, que en España creo que saldrán en un único volumen; título:
El pasajero).
J. M. Coetzee, uno de los grandes
novelistas vivos, y uno de los que siguen dando sentido a que miremos si
alguien tiene el Nobel en su currículum, también publica nueva novela, y se
llama El polaco.
Personalmente, yo estoy muy
pendiente de la reedición de Blonde,
de Joyce Carol Oates, una biografía novelada de Marilyn Monroe que lleva
algunos años descatalogada y se va a volver a publicar gracias al empuje de una
serie de netflix (la lectura que podemos extraer de las prioridades culturales
es desoladora, ya lo vemos). Sea como sea, quiero leerla.
También tengo un ojo puesto en el nuevo libro de Shirley Jackson que Minúscula va a sacar. Es una novela de misterio gótico, por lo que parece, y se titula Hangsaman. Hay que estarle agradecidos a la editorial por esta apuesta de rescate de la autora (que supongo que estará funcionando bien a nivel de ventas, pero había que apostar por ella). Me gustaron sus cuentos, me encantó la novela Siempre hemos vivido en el castillo, ella como personaje ha acabado resultando simpática y entrañable (aunque probablemente no fuera ninguna de las dos cosas) y hasta las novelas que menos me han transmitido (La maldición de Hill House) me ha merecido la pena leerlas.
Y que no se nos pase que Eduardo
Halfon, que quizá está construyendo uno de los grandes proyectos literarios de
nuestro tiempo en el entorno hispanoamericano, también va a tener libro
(novela, memoria, autoficción, lo que sea que escribe Halfon) nuevo, Un hijo cualquiera. Esa es seguramente
la novedad a la que más ganas le tengo.
Y aunque en los suplementos
culturales se cuidan mucho de decirlo, no está de más acordarse de que en las
bibliotecas públicas hay muchos libros que hacen más llevadera la cuesta de
septiembre. Hay clásicos, medio clásicos, libros que fueron novedades
impactantes hace tres años y que hace dos que nadie se lleva a casa, y también
suelen llegar con bastante agilidad las novedades de cada temporada. Quizá con
demasiada agilidad y poco sentido crítico, vistos los expurgos que obligan a
hacer en otros libros, pero ese es otro tema.
Seguiremos leyendo
Felices lecturas
Sr. E
Pues ciertamente, esta es una entrada de recomendación de libros poco usual. Llevo un par de semanas viendo las novadades que vienen y he de decir que, salvo el de Sara Mesa y el de Vila Matas, el resto aún no los había visto. Me gusta Halfon, me entusiasma Joyce Carol Oates, aunque Blonde ya he tenido la suerte de leerlo. Aunque el terror y lo gótico no son lo mío, disfruto mucho con Shirley Jackson.
ResponderEliminarCormac McCarthy me gusta, aunque sus ambientes me agobien un poco y a Coetzee... bueno, a Coetzee lo tengo aún pendiente.
Me he hartado de ver anunciadas novedades de las que venderán cientos de miles y que son, siempre, más de lo mismo.
Da gusto ver algo nuevo.
Un abrazo.
Gracias por pasarte por aquí y por tu comentario, Rosa.
EliminarHay grandes autores sacando libro nuevo sin que se les preste la merecida atención.
Si sacáis de aquí alguna idea de lectura nueva, merece la pena darse un paseo de vez en cuando y escribir algo.
Al de Blonde le tengo muchas ganas, ya comentaremos impresiones.
Saludos cuentistas
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar