lunes, 11 de enero de 2016

Buenos propósitos lectores

Mis propósitos lectores para 2.016

No suelo hacerme propósitos de año nuevo que luego poder incumplir alegremente. Ni como lector soy demasiado disciplinado. Raro es el mes en el que no planeo acercarme a cierta obra y bien no llego a sus cercanías o bien llego hasta ellas y siento que no es mi momento y sin mucho dolor devuelvo el libro a la estantería, bien sea la del salón o bien la de la biblioteca de la que lo cogí.

Pero no me canso de pensar en todo lo que tengo por leer y por releer y quizá no está mal dejármelo aquí apuntado para poder hacer balance a finales del año que empieza de lo cumplidor que he sido (advertido queda que no creo ni en la lectura ni en la escritura como disciplinas). Durante 2.016 me gustaría leer (o releer, según los casos):

James Ellroy: Devoré hace años el cuarteto de L.A. Me metí de lleno en Mis rincones oscuros, un libro que de vez en cuando hojeo, pero no he vuelto a lanzarme a la lectura de grandes libros de Ellroy. Y sé que aunque es un poco psicópata es el gran escritor de novela negra (de la que molesta, de la que duele) de esta época. Querría ponerme con alguno de los libros de su llamada Trilogía de los bajos fondos de EEUU (América, Seis de los grandes y Sangre vagabunda).

David Peace: Quiero releer el Red riding quartet, que fue la lectura que en 2.012 apunté como lo mejor de ese año. Una serie de 4 novelas negras (pero muy muy negras) escritas alrededor de crímenes oscuros en el norte de una Inglaterra que se deshacía. Desunión social, desmantelamiento de la industria, niebla, lluvia negra, y una prosa hipnótica, cercana a Ellroy, cercana a la mejor literatura que se escribe en el mundo.

El ciclo de El laberinto mágico de Max Aub: Después de haber quedado encandilado con La gallina ciega, intentaré ponerme con estas seis novelas, su obra cumbre, ambientadas en la Guerra civil, su postguerra, los campos de concentración que el propio autor conoció, el exilio, el desarraigo. Sé que será una lectura exigente, pero sé que puede ser muy satisfactoria.

Dostoievski: Sé que es un autor decisivo en la formación de toda la novelística posterior a su figura. Sea de manera directa o indirecta, está en mucho de lo que me interesa. Está en Kafka, está en Sabato, está en Menéndez Salmón, está en DeLillo, está en Balanzá, está en Roth, está en Coetzee. Pero debo reconocer que lo he leído poco. Algunos relatos, dos novelas cortas y de sus grandes novelas sólo Crimen y Castigo (ahora bien, fue una de esas lecturas que valen por un año de otras lecturas). Querría leer El idiota o Los demonios (de Los demonios he leído fragmentos muchas veces, querría leerla como novela completa de una vez). Los hermanos Karamazov, no sé por qué, y aunque sé que sonará a sacrilegio a algunos, me llama menos la atención.

El castillo, de Kafka: Hay libros que leo sin parar, con la esperanza de que me sirvan para aprender algo en esa carrera de fondo que es la escritura. Hay otros libros que he leído una única vez en mi vida y sé que cualquier relectura es inútil porque se me metieron en lo más profundo de la mente y allí siguen. De Kafka releo con mucha frecuencia sus relatos, y leí una única vez que me dejó marcado El proceso y América (que ahora creo que se llama El desaparecido). Nunca he leído El castillo, no sé muy bien por qué, quizá porque decidí reservarme algo para el futuro. Puede que haya llegado su momento.

Roberto Bolaño: Bolaño es probablemente el escritor que me acabó de contagiar la enfermedad de la escritura. Seguramente hay mucha gente de mi edad y parecida que se puso seriamente a escribir impulsada por Bolaño. No, al menos no en mi caso, con la intención (que sería estúpida) de tratar de escribir como él, aunque seguro que todos esos hijos bastardos tenemos dejes de su escritura. Pero sí con la fuerza que se desprende siempre de su escritura. Bolaño es un tipo que se lo jugaba todo a lo escrito, un escritor que empuja a escribir, que empuja sobre todo a leer más y más, de manera enfermiza. Me gustaría volver este año que empieza a leer una de las cumbres de Bolaño. Los detectives salvajes la he revisitado muchas veces, cada vez que se lo regalo a alguien lo releo, y lo he regalado varias veces. Seguramente relea 2.666, que sólo leí una vez, aunque mi primer Bolaño del año será La literatura nazi en América, un libro claramente borgiano que leí hace mucho y que se ha reeditado en bolsillo no hace demasiado.

Saul Bellow: Leí algunas de las grandes novelas de Bellow hace bastantes años: Herzog, Las aventuras de Augie March, puede que también El planeta de Mr. Sammler. Sé que no he leído El legado de Humboldt. Leí sus Cuentos reunidos hace un par de años y los disfruté mucho. Me pareció que sus textos estaban llenos de matices, espejos y profundidad. En 2015 leí un par de novelas breves. Creo que podría disfrutar mucho más de sus novelas ahora, con más años vividos, leídos y escritos.

V. S. Naipaul: Es un escritor por el que no acabo de decidirme. He leído algunos libros, pero nunca los centrales de su producción. Creo que leí un libro de viajes, unos relatos de sus comienzos y un breve texto sobre la lectura y la escritura. Me gustaron pero sé que no son los que lo convirtieron en un Premio Nobel. Admiro a muchos escritores que lo admiran, y a lectores y críticos que lo consideran probablemente el mejor escritor vivo. Me parecen razones más que suficientes para intentar que 2.016 sea el año en el que acercarme por fin a libros como Una casa para el Sr. Biswas o Entre los creyentes, que viven en mis estanterías desde hace tiempo.

Ernesto Sabato: Leí El túnel hace muchos años, cuando tenía dieciséis o diecisiete años y recuerdo aún la perturbación que me produjo. Leí El informe sobre ciegos en algún brumoso año, y también me pareció muy desasosegante. La lectura el año pasado de su ensayo El escritor y sus fantasmas me ha hecho verlo como un escritor cercano al mundo que me interesa, y me gustaría leer Sobre héroes y tumbas completo, y quizá incluso Abbadón el exterminador, aunque tal vez sea demasiada densidad para un mismo año y sea mejor separarlos.

Don DeLillo: He leído mucho y con atención a DeLillo en los últimos años, como ya he comentado alguna vez. Este próximo año quiero leer Americana, su primera novela, quizá alguno de sus breves ensayos sobre la creación, y su nueva novela, que creo que saldrá en breve.

Philip Roth: Roth es uno de los novelistas a los que más he leído. Me parece uno de los que mejor entiende las pequeñas y grandes guerras y tragedias que se producen en cada familia y en cada vida, día a día. Llega a un nivel de profundidad muy grande con un estilo bastante accesible, para nada complicado. Hace años, sin embargo, que terminé con todas sus novelas importantes, y me apetece rescatar alguna. Ahora mismo la elegida sería Pastoral americana, pero iremos viendo.

Kurt Vonnegut: Matadero cinco es para mí una novela de referencia. Y he leído un par de libros de relatos o similares que me parecieron brillantes. Me quedan muchos libros suyos por leer, y me gustaría ir entrando un poco más en su mundo. Combinado con ese deseo, también me gustaría leer de vez en cuando textos completos en inglés, y con tal fin tengo en la mesita desde hace meses Breakfast of champions, pero sigue en la página 30. Intentaré darle duro.

Casa lúgubre (anteriormente traducida como Casa desolada), de Charles Dickens: Igual que me sucede con Los demonios de Dostoyevski, probablemente ya haya leído la novela entera a base de fragmentos. La cojo, leo doscientas páginas, me la llevo a un viaje, leo otras cien, vuelve a la estantería, allí reposa seis meses, leo cien páginas al azar en un par de noches, etc. Querría leerla al completo este año.
El reino, de Emmanuele Carrère: Me gustó mucho El adversario. Me encantó Limonov. No me interesó tanto pero me pareció un buen libro Una novela rusa. Tomando sobre todo como referencia Limonov, que recuerdo estar leyendo con verdadera pasión, sé que quiero leer El reino. Si Carrère, con su peculiar estilo, logró que me importaran tanto las andanzas de un personaje tan raro y difícil de definir como Edvard Limónov, creo que por fuerza debe interesarme su recreación de la vida de Jesucristo. Aunque no es tanto, por lo que he leído y oído, un libro sobre Jesucristo como sobre la creación de su leyenda, y por extensión, me imagino, de la creación de las leyendas, algo que me interesa mucho. Quiero conocer también cómo es el acercamiento intelectual que hace en ese libro un no – creyente como Carrère, y cómo compone con los distintos elementos a los que se va acercando un libro que ya imagino apasionante.
Y claro, muchos libros más. Algunos ya pensados en mayor o menor medida, y apuntados en mis interminables listas de títulos y autores con los que acudir a las bibliotecas que suelo visitar. Otros esperando aparecer casualmente en mi camino.

Iremos viendo por dónde van las lecturas de 2.016

Empezaremos a comentarlas a finales de enero.

Sr. E

No hay comentarios:

Publicar un comentario