Mis
propósitos lectores para 2.016
No
suelo hacerme propósitos de año nuevo que luego poder incumplir
alegremente. Ni como lector soy demasiado disciplinado. Raro es el mes
en el que no planeo acercarme a cierta obra y bien no llego a sus
cercanías o bien llego hasta ellas y siento que no es mi momento y
sin mucho dolor devuelvo el libro a la estantería, bien sea la del
salón o bien la de la biblioteca de la que lo cogí.
Pero
no me canso de pensar en todo lo que tengo por leer y por releer y
quizá no está mal dejármelo aquí apuntado para poder hacer
balance a finales del año que empieza de lo cumplidor que he sido
(advertido queda que no creo ni en la lectura ni en la escritura como
disciplinas). Durante
2.016 me gustaría leer (o releer, según los casos):
James
Ellroy: Devoré hace años el cuarteto de L.A. Me metí de lleno en
Mis rincones oscuros, un libro que de vez en cuando hojeo,
pero no he vuelto a lanzarme a la lectura de grandes libros de
Ellroy. Y sé que aunque es un poco psicópata es el gran escritor de
novela negra (de la que molesta, de la que duele) de esta época.
Querría ponerme con alguno de los libros de su llamada Trilogía de
los bajos fondos de EEUU (América, Seis de los grandes
y Sangre vagabunda).
David
Peace: Quiero releer el Red riding quartet, que fue la lectura
que en 2.012 apunté como lo mejor de ese año. Una serie de 4
novelas negras (pero muy muy negras) escritas alrededor de crímenes
oscuros en el norte de una Inglaterra que se deshacía. Desunión
social, desmantelamiento de la industria, niebla, lluvia negra, y una
prosa hipnótica, cercana a Ellroy, cercana a la mejor literatura que
se escribe en el mundo.
El
ciclo de El laberinto mágico de Max Aub: Después de haber
quedado encandilado con La gallina ciega, intentaré ponerme
con estas seis novelas, su obra cumbre, ambientadas en la Guerra
civil, su postguerra, los campos de concentración que el propio
autor conoció, el exilio, el desarraigo. Sé que será una lectura
exigente, pero sé que puede ser muy satisfactoria.
Dostoievski:
Sé que es un autor decisivo en la formación de toda la novelística
posterior a su figura. Sea de manera directa o indirecta, está en
mucho de lo que me interesa. Está en Kafka, está en Sabato, está
en Menéndez Salmón, está en DeLillo, está en Balanzá, está en
Roth, está en Coetzee. Pero debo reconocer que lo he leído poco.
Algunos relatos, dos novelas cortas y de sus grandes novelas sólo
Crimen y Castigo (ahora bien, fue una de esas lecturas que
valen por un año de otras lecturas). Querría leer El idiota
o Los demonios (de Los demonios he leído fragmentos
muchas veces, querría leerla como novela completa de una vez). Los
hermanos Karamazov, no sé por qué, y aunque sé que sonará a
sacrilegio a algunos, me llama menos la atención.
El
castillo, de Kafka: Hay libros que leo sin parar, con la
esperanza de que me sirvan para aprender algo en esa carrera de fondo
que es la escritura. Hay otros libros que he leído una única vez en
mi vida y sé que cualquier relectura es inútil porque se me
metieron en lo más profundo de la mente y allí siguen. De Kafka
releo con mucha frecuencia sus relatos, y leí una única vez que me
dejó marcado El proceso y América (que ahora creo que
se llama El desaparecido). Nunca he leído El castillo,
no sé muy bien por qué, quizá porque decidí reservarme algo para
el futuro. Puede que haya llegado su momento.
Roberto
Bolaño: Bolaño es probablemente el escritor que me acabó de
contagiar la enfermedad de la escritura. Seguramente hay mucha gente
de mi edad y parecida que se puso seriamente a escribir impulsada por
Bolaño. No, al menos no en mi caso, con la intención (que sería
estúpida) de tratar de escribir como él, aunque seguro que todos
esos hijos bastardos tenemos dejes de su escritura. Pero sí con la
fuerza que se desprende siempre de su escritura. Bolaño es un tipo
que se lo jugaba todo a lo escrito, un escritor que empuja a
escribir, que empuja sobre todo a leer más y más, de manera
enfermiza. Me gustaría volver este año que empieza a leer una de
las cumbres de Bolaño. Los detectives salvajes la he
revisitado muchas veces, cada vez que se lo regalo a alguien lo
releo, y lo he regalado varias veces. Seguramente relea 2.666,
que sólo leí una vez, aunque mi primer Bolaño del año será La
literatura nazi en América, un libro claramente borgiano que leí
hace mucho y que se ha reeditado en bolsillo no hace demasiado.
Saul
Bellow: Leí algunas de las grandes novelas de Bellow hace bastantes
años: Herzog, Las aventuras de Augie March, puede que
también El planeta de Mr. Sammler. Sé que no he leído El
legado de Humboldt. Leí sus Cuentos reunidos hace un par
de años y los disfruté mucho. Me pareció que sus textos estaban
llenos de matices, espejos y profundidad. En 2015 leí un par de
novelas breves. Creo que podría disfrutar mucho más de sus novelas
ahora, con más años vividos, leídos y escritos.
V. S.
Naipaul: Es un escritor por el que no acabo de decidirme. He leído
algunos libros, pero nunca los centrales de su producción. Creo que
leí un libro de viajes, unos relatos de sus comienzos y un breve
texto sobre la lectura y la escritura. Me gustaron pero sé que no
son los que lo convirtieron en un Premio Nobel. Admiro a muchos
escritores que lo admiran, y a lectores y críticos que lo consideran
probablemente el mejor escritor vivo. Me parecen razones más que
suficientes para intentar que 2.016 sea el año en el que acercarme
por fin a libros como Una casa para el Sr. Biswas o Entre
los creyentes, que viven en mis estanterías desde hace tiempo.
Ernesto
Sabato: Leí El túnel hace muchos años, cuando tenía
dieciséis o diecisiete años y recuerdo aún la perturbación que me
produjo. Leí El informe sobre ciegos en algún brumoso año,
y también me pareció muy desasosegante. La lectura el año pasado
de su ensayo El escritor y sus fantasmas me ha hecho verlo
como un escritor cercano al mundo que me interesa, y me gustaría
leer Sobre héroes y tumbas completo, y quizá incluso Abbadón
el exterminador, aunque tal vez sea demasiada densidad para un
mismo año y sea mejor separarlos.
Don
DeLillo: He leído mucho y con atención a DeLillo en los últimos
años, como ya he comentado alguna vez. Este próximo año quiero
leer Americana, su primera novela, quizá alguno de sus breves
ensayos sobre la creación, y su nueva novela, que creo que saldrá
en breve.
Philip
Roth: Roth es uno de los novelistas a los que más he leído. Me
parece uno de los que mejor entiende las pequeñas y grandes guerras
y tragedias que se producen en cada familia y en cada vida, día a
día. Llega a un nivel de profundidad muy grande con un estilo
bastante accesible, para nada complicado. Hace años, sin embargo,
que terminé con todas sus novelas importantes, y me apetece rescatar
alguna. Ahora mismo la elegida sería Pastoral americana, pero
iremos viendo.
Kurt
Vonnegut: Matadero cinco es para mí una novela de referencia.
Y he leído un par de libros de relatos o similares que me parecieron
brillantes. Me quedan muchos libros suyos por leer, y me gustaría ir
entrando un poco más en su mundo. Combinado con ese deseo, también
me gustaría leer de vez en cuando textos completos en inglés, y con
tal fin tengo en la mesita desde hace meses Breakfast of
champions, pero sigue en la página 30. Intentaré darle duro.
Casa
lúgubre (anteriormente traducida como Casa desolada), de
Charles Dickens: Igual que me sucede con Los demonios de
Dostoyevski, probablemente ya haya leído la novela entera a base de
fragmentos. La cojo, leo doscientas páginas, me la llevo a un viaje,
leo otras cien, vuelve a la estantería, allí reposa seis meses, leo
cien páginas al azar en un par de noches, etc. Querría leerla al
completo este año.
El
reino, de Emmanuele Carrère: Me gustó mucho El adversario. Me
encantó Limonov. No me interesó tanto pero me pareció un buen
libro Una novela rusa. Tomando sobre todo como referencia Limonov,
que recuerdo estar leyendo con verdadera pasión, sé que quiero leer
El reino. Si Carrère, con su peculiar estilo, logró que me
importaran tanto las andanzas de un personaje tan raro y difícil de
definir como Edvard Limónov, creo que por fuerza debe interesarme su
recreación de la vida de Jesucristo. Aunque no es tanto, por lo que
he leído y oído, un libro sobre Jesucristo como sobre la creación
de su leyenda, y por extensión, me imagino, de la creación de las
leyendas, algo que me interesa mucho. Quiero conocer también cómo
es el acercamiento intelectual que hace en ese libro un no –
creyente como Carrère, y cómo compone con los distintos elementos a
los que se va acercando un libro que ya imagino apasionante.
Y
claro, muchos libros más. Algunos ya pensados en mayor o menor
medida, y apuntados en mis interminables listas de títulos y autores
con los que acudir a las bibliotecas que suelo visitar. Otros
esperando aparecer casualmente en mi camino.
Iremos
viendo por dónde van las lecturas de 2.016
Empezaremos
a comentarlas a finales de enero.
Sr. E
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