jueves, 31 de diciembre de 2015

Mis libros de 2015


Mis cuentos pendientes de 2.015.

Terminada la temporada 2.015 de lectura, creo que debo calificarla de muy buena. Debo reconocer, también, que por suerte, no recuerdo ningún año lector que no me haya descubierto nuevas voces ni me haya dejado indiferente con sus historias. Supongo que por eso leemos, esperando que el próximo año nos traiga lecturas tan buenas como el que se cierra (o incluso mejores). Y por eso es importante y siempre recomiendo abandonar pronto los libros que no nos estén aportando nada.

El esfuerzo de reducir un año de experiencias lectoras a una lista de títulos puede ser un poco fútil, no lo niego, pero creo que nos aporta lo que siempre nos aporta elegir, filtrar, jerarquizar. Hacemos una reflexión final sobre lo vivido en el año, recordamos buenas sensaciones y deslumbramientos; también decepciones, claro. Agradezco, llegados a este momento, haber ido tomando breves notas de lectura durante todos los meses del año, al ir acabando cada lectura.

Elegir siempre es difícil, y elegir siempre resulta injusto, pues siempre se quedan fuera libros que nos han gustado, pero creo que merece la pena hacerlo y tratar de limitar el número de libros a destacar. Hay libros a los que he vuelto en 2.015 que siempre estarían entre mis 10 mejores lecturas de cualquier año, por lo que no los considero de cara a esta lista, que formo únicamente con libros que he leído (o que he leído completamente en algunos casos) por primera vez. Este año he releído con gusto y provecho mi edición de Cuentos completos de Kafka, La novela luminosa de Mario Levrero, La velocidad de las cosas de Rodrigo Fresán, la Trilogía antiejemplar de Rafael Balanzá, American Gods de Neil Gaiman, algunos textos breves de Foster Wallace, un par de novelas de Houellebecq o El desierto de los tártaros, de Dino Buzzatti, por ejemplo.

Según termino mis lecturas, tomo unas anotaciones sobre el libro, y dejo marcados según un código de colores aquellos que me han parecido especialmente destacables. Llegados a estas alturas del año, esos títulos destacados (los que se habían adueñado totalmente de mi cabeza durante su lectura) eran un total de 16. Para mi lista – resumen he elegido sólo 10 libros, como la más tópica de las listas de final de año. En mis lecturas de este año veo algunas tendencias y novedades en mis lecturas. He leído mucho relato, como siempre. Aparte de algunas colecciones que me han interesado especialmente (La habitación de Nona, de Cristina Fernández Cubas, Frente al espejo de una mujer, de Ismail Kadaré, El umbral de la noche, de Stephen King, Canción muda, de David Albahari, Los siete mensajeros y otros relatos, de Dino Buzzati), he leído algunas selecciones temáticas de relatos (Aguas negras: antología del relato fantástico, de Alberto Manguel, en Alianza, o Felices pesadillas, selección de terror de Valdemar) de un muy buen nivel medio, y capaces de encontrarle nuevos ángulos a géneros que consideramos ya conocidos, y también he leído los Cuentos completos de algunos autores (Graham Greene, J. G. Ballard), que me han parecido una manera muy interesante de abarcar la evolución narrativa de un mismo escritor, y una forma de lectura que repetiré en 2.016 (tal vez volver a leer los Cuentos completos de Borges, o leer todos los libros de relatos de Bolaño otra vez, o las selecciones de Fogwill o Tobias Wolff de Alfaguara, todos ellos libros de los que nunca me despego demasiado, tal vez releer a Poe, a quien creo que no leo desde los 15 años, de momento ya me compré los Cuentos completos de Bernard Malamud, debería ser el primero, para evitar ir acumulando libros de manera innecesaria en casa).

Entre mis lecturas preferidas hay dos autores de los que he elegido un libro suyo entre mis mejores lecturas desde 2.012, cuando los probé por primera vez (Don DeLillo y J. G. Ballard), y a los que seguiré leyendo. Después de algunos intentos, he llegado a disfrutar realmente de dos autores llamemos difíciles pero muy valorables una vez he entrado en su mundo: En el culo del mundo de Antonio Lobo Antunes y Señales que precederán el fin del mundo, de Yuri Herrera. Hay más autores españoles de lo que esperaba, y teniendo en cuenta que leo bastante más literatura anglosajona y en general extranjera que española, me sorprende ver tantos libros españoles entre los mejores que he leído, lo que supongo que significa que precisamente por no acercarme demasiado a ella, selecciono mucho más lo que voy a leer. Destaco especialmente como descubrimiento a dos autores a los que he llegado supongo que venciendo prejuicios y a los que quiero seguir leyendo: Gonzalo Torrente Ballester y Max Aub, quienes creo que están bastante olvidados de una forma bastante injusta.

No suelo leer demasiado ensayo, pero este año sí lo he hecho, tanto de temática sociológico – económica (Indies, hipsters, gafapastas, historia de una dominación cultural, de Víctor Lenore, La era del vacío: ensayos sobre el individualismo contemporáneo, de Gilles Lipovetsky, Chavs, la demonización de la clase obrera, de Owen Jones) como más cercana a la literatura y su práctica (Presencias reales, de George Steiner, Los mecanismos de la ficción, de James Woods, Sobre literatura, de Umberto Eco, Mientras escribo, de Stephen King, El escritor y sus fantasmas, de Ernesto Sábato).

Veo libros que no acaban de estar en géneros definidos, una literatura que siempre me ha interesado y por dónde creo que crecerá el futuro, por las difusas fronteras entre la narrativa, las formas memorialísticas y el ensayo, y dentro de la literatura de género negro a la que soy bastante aficionado, el descubrimiento más destacado fue Cold cold ground, de Adrian McKinty, un libro ambientado en el Ulster en la época del IRA. Este año no he leído ningún Ellroy ni a ningún peso pesado. Un par de Connollys, algún Simenon, autores que siempre me gustan. En ciencia ficción, dos buenos libros de Philip K. Dick (El hombre en el castillo y Fluyan mis lágrimas, dijo el policía), de quien hablé hace poco. He leído más clásicos y más rusos (Almas muertas, de Nicolai Gógol, El maestro y Margarita, de Mijail Bulgakov) que en otras ocasiones, y quiero seguir con la tendencia.

1. El día del Watusi, de Francisco Casavella, Ediciones Destino: Leí El día del Watusi en marzo. Mi mes de marzo sólo tiene apuntadas dos novelas, y seguro que leí más cosas, pero El día del Watusi es una de esas lecturas que absorbe toda la luz a su alrededor. Estoy por decir algo así como que es la mejor novela española de las dos últimas décadas. O de las tres últimas. No sé. No lo he leído todo en esos años, obviamente. Pero tampoco los que sí han elegido las mejores novelas de esa época. ¿Por qué me gustó? Porque tiene fuerza, autenticidad, chulería, potencia literaria, buen oído con el lenguaje, estilo, ambición. El día del Watusi es una novela de mil páginas de la que han dicho que resulta desequilibrada. Y muy probablemente lo sea, pero ese no puede ser su defecto. Su principal defecto es que no tenga otras doscientas o trescientas maravillosas páginas de desequilibrios. Porque retrata un mundo desequilibrado y la novela no puede estar perfectamente medida para hacerlo. El día del Watusi se publicó originalmente a partir de 2.002 como una trilogía. Tres novelas que giran principalmente, a mi entender, alrededor de la creación del mito. La novela está poblada de vividores que se creen sus mentiras y que venden motos sin parar. Y Casavella lee en las entrañas de Barcelona toda esas mentiras del pasado que construyeron su presente. Y quien dice Barcelona dice también España. Y quien dice mentiras dice política, y podríamos hablar de la cultura oficial, y puede leerse el trasfondo de todo eso que se llama la transición. La novela no tiene ni una página de desperdicio. Todo el mundo debería leerla. Dicen que quienes la leen se convierten al casavellismo. No me extraña que con un libro así escrito, así de ambicioso y así de crítico, Casavella no fuera el más popular de ninguna fiesta. Porque estuvo cerca de los del Kronen pero no fue de ellos. Ni por supuesto hubo un rincón para él en la oficialidad de la narrativa española. Sólo tuvo algo de reconocimiento cuando ganó el Nadal con Lo que sé de los vampiros (otra excelente novela, por cierto, aunque no tanto, mucho más medida, pero una de las pocas novelas históricas, si lo es, que me han gustado), poco antes de morir demasiado joven. Lo peor de este libro es pensar que Casavella no vaya a poder escribir nunca otra obra así. Cómo destaca un libro así entre el conformismo dominante en la narrativa española.


2. Diarios de las estrellas, de Stanislaw Lem, Alianza Editorial: Lem es uno de los principales escritores de ciencia ficción del siglo XX. Con la particularidad de haberlo sido desde detrás del telón de acero. Un autor del que Philip K. Dick llegó a decir que no existía, con todo lo que eso supone. Diarios de las estrellas relata los distintos viajes de Ijon Tichy en el tiempo y el espacio. Lem se sitúa en la gran tradición de la sátira desde la fantasía. Llevando a Tichy a otros mundos, aprovecha para criticar todo lo criticable de ese ser humano que habita y destroza la Tierra. Los textos del libro son relatos, se ajustan razonablemente a los parámetros de la ciencia ficción, pero sobre todo son reflexiones culturales y filosóficas de altísimo nivel. Lem disecciona el alma humana con un fino bisturí, y completa un libro divertidísimo, brillante, imposible de olvidar, adictivo.

3. La gallina ciega, de Max Aub, Alba Editorial: No hace demasiado que reseñé La gallina ciega.
Destaco especialmente su modernidad, su frescura, su visión crítica del postfranquismo que se estaba forjando en 1969 en España. Destaco que sea un libro de un importante autor español del siglo XX que ofrece una visión de la literatura mucho más contemporánea (mucho más en la línea de lo que se hace en el mundo) que lo que sigue considerando la literatura española a seguir, conformista, complaciente, que toma sus referencias en ella misma y así nos va.


4. Cuentos completos, de J. G. Ballard, RBA: Me lo compré el Día del Libro y me ha acompañado como lectura espaciada y continua prácticamente desde aquel día hasta el final del año.
En Ballard, y se ve perfectamente en sus relatos, tenemos la combinación de un profeta crítico con un prosista magnífico. La mayoría de escritores que me interesan son autores que siempre dan vueltas alrededor de unos pocos temas que se repiten. A lo largo de estos 95 relatos podemos ver la evolución y las circunvoluciones de un autor que siempre tenía algo importante de lo que advertirnos y una manera interesante de decírnoslo.

5. La piel, de Curzio Malaparte, Edición de Círculo de Lectores: Malaparte pertenecía a ese mundo intelectual que se generó entreguerras. Soldado raso en la primera, ideólogo del primer fascismo italiano, creador de revistas, eso que hoy en día se llama agitador cultural (un término bastante más descafeinado, por suerte en muchos aspectos), oficial en la segunda guerra mundial, encarcelado, cayó en una deriva ideológica que lo llevó hacia el maoísmo. Y entre medias escribió algunos libros magníficos por lo que cuentan. Desde luego éste lo es. Un libro de una densidad increíble, en el que cada línea transmite una gran cantidad de información y matices. Uno de esos a los que uno se traslada a vivir mientras lo está leyendo. http://cuentospendientessre.blogspot.com.es/2015/12/cuentos-pendientes-de-diciembre.html

6. Experiencia, de Martin Amis, Anagrama: Martin Amis escribió la que me parece una de las mejores novelas contemporáneas, La información. He leído otras novelas suyas muy buenas (Dinero, por ejemplo) aunque no de tanto nivel. Y he leído otros libros suyos que me han parecido insuficientes, siempre medidos desde el patrón de La información. Desde el mes de junio mediré sus libros (me han hablado muy bien de Campos de Londres, y está pendiente) en comparación con La información y también con este magnífico libro, Experiencia. Experiencia es un libro de memorias, o algo así. Amis no es seguramente el mejor escritor de su generación, aunque parece que él lo cree (no sé muy bien quién es el mejor escritor de su generación, la verdad, pero tengo claro que la anterior, la de los Roth o DeLillo les gana en fuerza y profundidad), pero sin duda es un gran prosista. Una página cualquiera de uno cualquiera de los libros de Amis que he leído tiene una calidad prosística muy alta. Amis es un estilista, y lo sabe, y reivindica a los estilistas, sitúandose en la estela de los Bellow (aunque considero que Bellow es un autor menos brillante pero mucho más fluido narrativamente que él) o Nabokov. Experiencia, las memorias de un hombre que apenas pasaba de los cincuenta años en el momento de escribirlas, nos regala imágenes y escenas dotadas de una gran viveza gracias a esa excelente prosa. Amis va repasando su experiencia vital, y la literaria, muy difícilmente desligables, desde su juventud de estudiante, hijo del novelista Kingsley Amis, casado en segundas nupcias con otra escritora. Habla de sus maestros, y de su padre. Habla de cómo escribió su primera novela, y de cómo se casó, de cómo tuvo hijos y su dentadura se fue pudriendo. Habla de muertes y reconstrucciones mandibulares. Habla de libros que triunfaron y amigos con los que se peleó. Habla de escritores a los que siempre admiró. De malentendidos y penas. De más libros. De Londres y Nueva York. De la relación con su padre. Del alcohol y la marihuana. De las modas. De las vacaciones en España. De los viajes. Del oscuro mundo de los agentes literarios. De la envidia. De la camaradería. De las ganas de seguir escribiendo. De la presión que supone creerse el mejor escritor del mundo. De lo que pasa cuando posiblemente, siendo un excelente escritor, no se es Bellow o Nabokov, como uno querría.

7. Libra, de Don DeLillo, Ediciones Austral: Este ha sido mi principal DeLillo del año. Una de sus cuatro grandes novelas. La gran novela sobre la mentira y la teoría de la conspiración por excelencia, la del asesinato de JFK. Igual que decía de El día del Watusi (quizá no sea casual que las dos únicas novelas sobre las que tengo anotaciones en el mes de marzo sean aquella y esta), creo que es una novela que se construye sobre la propia idea de la creación del mito. Y que no nos permite olvidar que al principio del mito, de cualquiera, con connotaciones religiosas o no, estuvo la mentira. No me extrañaría nada que Casavella hubiera sido un atento lector de Libra y de Submundo, quizá las dos novelas en las que el universo de DeLillo se deja fascinar más (y fascina más a sus lectores) por todo lo que no nos cuentan, por la penumbra, ya que DeLillo trabaja mucho más con la sombra que con la luz. Como ya dije en su momento, todo DeLillo es recomendable, es un autor al que cualquier lector dispuesto a dejarse deslumbrar por la gran literatura debería acercarse, aunque quizá Libra, como Submundo, no sean las más adecuadas como primer acercamiento. http://cuentospendientessre.blogspot.com.es/2015/10/el-planeta-delillo-iii.html
8. Felices pesadillas, relatos de terror de la Editorial Valdemar: Felices pesadillas es uno de los libros más conocidos de la que probablemente sea la editorial de referencia del género de terror y fantástico en España, Valdemar. El lector que se acerca a colecciones como El club Diógenes o Gótica sabe qué puede esperar, casi siempre libros de calidad. Felices pesadillas, publicado por primera vez en 2.003, recoge en casi mil páginas 40 relatos de 40 autores diferentes, la mayoría anglosajones, elegidos entre lo mejor del catálogo de los primeros 15 años de la editorial. La mayoría de los relatos se encuadran en la línea del relato gótico del siglo XIX, estén escritos en ese momento o después. Están los autores clásicos esperables. Y he leído con gusto a autores cuyos relatos no conocía, aunque sí sus novelas más populares (R. L. Stevenson, Bram Stoker, la editorial Valdemar tiene también algunas colecciones de relatos completas muy interesantes, estén más o menos cercanos al género). He leído autores de relatos clásicos a los que no había leído desde hacía mucho tiempo (E.T.A. Hoffman, Maupassant; aunque su cuento creo que es de los que menos se acerca al concepto de terror; Poe, de quien no recordaba lo bueno que me ha parecido en esta lectura Los hechos en el caso del Señor Valdemar). He leído un conocido cuento de fantasmas de Dickens (El guardavías) y uno de Wilkie Collins que es sobre todo un relato de misterio. Hay un relato clásico muy famoso: La pata de mono, de W.W. Jacobs, de quien muchas veces he oído decir que era un mal autor al que le salió una vez una historia redonda, ésta, que sin duda lo es. Uno de los cuentos que más extrañan en la selección es Ante la ley, de Kafka. Yo personalmente siento terror ante la burocracia y sus errores y sinsentidos, y supongo que por ahí va la idea. Están, aparte de los relatos que se salen más de lo canónico, todos los temas esperables en una selección de relatos de terror. De ellos, como bloque temático, quizá los que más me han gustado son los que se acercan al mundo vampírico. Pero lo mejor de estas antologías es que también nos dejan a los lectores una puerta abierta a autores que no conocíamos, en mi caso M. R. James o Le Fanu, aunque según parece son autores que los buenos conocedores del gótico del XIX tienen entre los básicos. Sigo sin verle la gracia a Lovecraft, con perdón de su legión de adoradores. Me gustó mucho el relato de género de Balzac, escritor realista donde los haya, y de los autores más recientes el más interesante sin duda es el relato de Richard Matheson, Grillos, que me decidió a buscar una selección de sus cuentos, también en Valdemar.

9. Mientras escribo, de Stephen King, Editorial DeBolsillo: Dentro de la serie de libros sobre literatura y el ejercicio de la escritura, tanto teóricos como centrados en el oficio y vida del escritor que he leído este año, puesto a elegir uno, elijo éste. Porque me parece el más sincero y el más accesible. Porque es divertido y podrían leerlo los alumnos de secundaria. Porque de él podrían aprender muchos escritores que miran a Stephen King por encima del hombro. King nos muestra lo que sabe del oficio, sin dejarse nada escondido. Y lo hace con buen oficio, sin tratar de impresionar a nadie, como sus obras de ficción, repitiendo mil veces que lo principal es leer y escribir. Tiene consejos útiles y tiene posibles relecturas. Es una lectura ágil y con interés para escritores, para aspirantes a escritores y en general para lectores, sean seguidores del autor o no.
10. Fabulosas narraciones por historias, de Antonio Orejudo, Tusquets: Me gustó mucho esta novela escrita en 1.996 por su falta de ubicación dentro del canon de los principales caminos de la literatura española. Leí este libro y pensé eso que no deberíamos pensar pero que no puedo evitar pensar muchas veces cuando alguna obra me está gustando así: no parece española. Antonio Orejudo se parece a Rafael Reig, sus Fabulosas narraciones me recuerdan al Manual de literatura caníbal, y ahí acaban las referencias que encuentro entre sus contemporáneos. Orejudo se muestra aquí como un autor ambicioso, un lector potente que ha decidido revolver cánones y convenciones, dispuesto a provocar con su primera novela, siendo un desconocido. El hecho de que una novela se reedite más de una década después de su primera edición es síntoma suficiente del interés de quienes la leyeron en su momento. Muchos de los cuales dejaron rastros y recomendaciones que llevaron a otros a buscarla, para encontrar durante un tiempo muchas dificultades para dar con ella. Ahora incluso está en bolsillo. Todos los lectores de esta novela con los que me he encontrado coinciden en que es un libro que no deja indiferente. Y en general gusta bastante. Fabulosas narraciones por historias nos acerca a aquello que se llama la edad de plata de la cultura española. En un paisaje por el que transitan como personajes Lorca, Buñuel, Juan Ramón Jiménez y tantos otros, sigue las aventuras de tres aspirantes a literatos en la famosa Residencia de Estudiantes. Es un libro divertido, ácido, crítico con lo que era, es y será, me temo, el mundillo literario. Vemos cómo se limosnan recomendaciones, cómo se alaban medianías, cómo se asiste a conferencias de unos para fastidiar a otros, cómo el artista debe vencer la incomprensión social. Y vemos cómo algunos enloquecen ante la falta de reconocimiento. La literatura desemboca en el terrorismo menos veces de las que cabría esperar, viendo libros como éste. Le aplaudo a esta obra por ser atrevida, faltona, por meterse con santones de la literatura española a los que los novelistas actuales siguen citando en sus oraciones cada vez que presentan una nueva novela. Echo de menos esa mala leche en mucha de la literatura contemporánea española. Echo de menos que los profesores de instituto dejen de citar todos las mismas novelas del siglo XIX como las cimas insuperables de la literatura española. El ritmo es muy ágil, el lenguaje está muy pulido, la estructura encaja perfectamente, y durante toda su lectura no nos abandonará una sonrisa. Muy recomendable.

Espero que os animéis a leer alguno de estos libros durante el próximo año.

Os deseo un feliz 2016 lleno de buenas lecturas.

Volveremos a encontrarnos en enero.

Sr. E

1 comentario:

  1. Hola. La verdad es me gusto recorrer tu Blog, yo también leo, es más soy casi megalomano con esas cosas de saber todo. Para serte sincero no he leido ninguno de los libros que hay en la lista pero si quizás lo haga en el futuro. En especial por lo Max Aub; Curzio Malaparte; Antonio Orejudo; Don De Lillo. Un abrazo. Si te interesa podes visitar mi Blog en Tumblr: Qazpa Quizas. La invitación esta hecha. :)

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