Una cosita de Philip Roth, 1959, incluida en Lecturas de mí mismo (Mondadori)
Me
encuentro con este texto, que Philip Roth escribió en 1959, a cuenta
de la publicación de su libro de relatos Goodbye, Columbus y
el posterior escándalo (moderado y reducido al ámbito judío,
reducido realmente a ciertos rabinos y ciertas personas influyentes)
que se produjo al respecto. Lo encuentro en Lecturas de mí mismo
(Mondadori),
que creo que ha sido incluido junto a otros ensayos en el volumen Por
qué escribir (también de Mondadori).
Repito,
1959. Invito a buscar los paralelismos con 2019 y la digestión de la
ficción que hacemos actualmente. Decía Philip Roth:
Pero
el señor Kaufmann, como novelista, probablemente no tenía ninguna
intención de escribir un estudio sociológico ni, ya que eso parece
más bien el tipo de lectura que el rabino realmente anhela, una
muestra agradable y positiva. Tampoco Madame Bovary es
reconocible como estudio sociológico, pues gira en torno a una
francesa provinciana y soñadora, y ninguna otra representante de las
demás clases de francesas provincianas. Sin embargo, esto no
disminuye su brillantez como novela, como una exploración de la
misma Madame Bovary. Las obras literarias no toman como temas
personajes y acontecimientos que han impresionado al escritor por la
frecuencia de su aparición. Por ejemplo, ¿cuántos judíos,
tal como los conocemos, han estado a punto de hundir un cuchillo en
su hijo solo porque creían que Dios les había exigido que lo
hicieran? El significado del relato de Abraham e Isaac no tiene nada
que ver con que sea un hecho familiar, reconocible, que sucede a
diario. La prueba de cualquier obra literaria no estriba en lo amplia
que sea su gama de representación, por más que la amplitud pueda
ser característica de una clase de narrativa, sino en la profundidad
con que el escritor revela lo que ha decidido representar.
Confundir
un <<retrato equilibrado>> con una novela tiene como
consecuencia final caer en el absurdo. <<Querido Fiodor
Dostoievski: todos los estudiantes de nuestra facultad y la mayoría
de los profesores creemos que ha sido usted injusto con nosotros.
¿Considera a Raskolnikov un retrato equilibrado de los estudiantes
tal como los conocemos? ¿De los estudiantes rusos? ¿De los
estudiantes pobres? ¿Qué me dice de los que nunca hemos asesinado a
nadie, que hacemos cada noche nuestros deberes escolares?>>.
<<Querido señor Mark Twain: ninguno de los esclavos de nuestra
plantación se ha fugado jamás. Pero, ¿qué pensará nuestro amo
cuando lea lo del Negro Jim?>>. <<Querido Vladimir
Nabokov: las chicas de nuestra clase … >>. Y así
sucesivamente. Lo que hace la ficción y lo que al rabino le gustaría
que hiciera son dos cosas totalmente distintas. Los intereses de la
ficción no son los de un estadístico ni los de una empresa de
relaciones públicas. El novelista se pregunta: <<¿Qué piensa
la gente?>>, el hombre de relaciones públicas pregunta: <<¿Qué
pensará la gente?>>. Creo que esto es realmente lo que molesta
al rabino cuando pide un <<retrato equilibrado de los judíos>>:
qué pensará la gente.
Por ahí seguimos.
Y seguiremos leyendo
Felices lecturas
Sr. E
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